Cosmo noviembre 2011

Mariana Fabbiani

Fotos: Cosmopolitan
Mariana Fabbiani
Fresca y divertida, la conductora del momento nos cuenta cómo logró ser exitosa en su carrera y en su vida íntima, sin morir en el intento.
Publicado el 16/09/11 por Paola Pluzzer

Mariana no es la típica celebridad camaleónica que tiene un lado B en su personalidad : cuando se apagan las luces de las cámaras, se muestra exactamente igual que cuando conduce todas las noches el Resumen de los Medios (RSM, de lunes a viernes a las 20:30, por América), programa que va por su séptima temporada y con el que ganó dos premios Martín Fierro en el rubro "Mejor conducción femenina". "Nunca fingí un personaje. Soy muy transparente y tengo el mismo carácter en la tele y en mi casa. Siento que el público compró mi estilo por la naturalidad con la que me manejo", confiesa.

Sería difícil llevarse mal con ella, porque durante su largo encuentro con Cosmo está alegre y mantiene su gran sonrisa que es su marca registrada. "Incluso cuando me enojo y bardeo a alguien no se la agarran conmigo. Hoy, por ejemplo, venía manejando y le grité a un tipo que había parado el auto en el medio de la calle. En lugar de mirarme con mala cara, me saludó con la mejor onda", cuenta. A su exitoso rol de conductora, hace un año y medio le sumó otro más importante: el de mamá de Matilda, la beba que tuvo junto al productor Mariano Chihade, con quien está en pareja desde hace casi cinco años (luego de divorciarse de Gastón Portal).

"No siento que en la vida todo se me haya dado fácil. La verdad es que tuve que luchar por conseguir las cosas que hoy me hacen feliz, que son mi trabajo y la familia que formé", revela durante la entrevista, en la que habla de todo con el humor que siempre la caracterizó, desde sus inicios en Son de Diez hasta sus pasos por Perdona Nuestros Pecados, El ojo Cítrico y Mariana de Casa. Divertite con lo que nos cuenta Mariana en esta charla llena de carcajadas.

COSMO: Después de tantos años como conductora, ¿te gustaría dedicarte a la actuación?

MARIANA: No. Quizá me arriesgaría a hacer una participación en una tira para jugar con la faceta de la actuación, pero la conducción es el rol que quiero mantener en mi carrera. Disfruto de estar al frente de RSM porque me divierte el programa y, además, estoy acompañada por un grupo de grandes compañeros en el que no existe la competencia, ni nadie que quiera serrucharle el piso al otro.

C: En general, tenés buena onda con los famosos. ¿Te ponés límites para criticarlos?

M: Sí. Mi objetivo no es hundirlos, sino opinar como lo haría sentada en mi living. Soy frontal y digo lo que pienso, aunque a veces me callo cosas que se me cruzan por la cabeza. Me divierte nuestra televisión, aunque me gustaría que haya más equilibrio entre los programas de calidad y los bizarros.

C: ¿Hacés el famoso "pasando revistas" con amigas?

M: No. Mi dosis de cholulismo la agoto en el programa. Quizá, si estoy aburrida en la peluquería, hojeo un par de revistas y pienso: "Mirá esta lo que se puso" (risas). Tengo el ojo entrenado por Humberto (Tortonese), así que estoy acostumbrada a encontrarle un comentario ácido a todo lo que veo en los medios.

C: Siempre estás sonriente, ¿qué te saca?

M: La falta de respeto. Intento ser alegre y optimista y en mi trabajo no tengo actitudes de diva, pero pongo mis límites porque quiero que se respete mi lugar. Es difícil para las mujeres que somos independientes, porque nos pueden tildar de histéricas, a diferencia de los hombres, que si se comportan de esa manera son considerados eficientes. Por eso, siempre mido mis palabras y, si me equivoco, pido perdón, pero jamás dejo que me pasen por encima.

C: ¿Pasar los 30 te volvió más segura o entraste en crisis?

M: Me siento más madura, encontré mi lugar en lo profesional y sé lo que quiero en mi vida. Desde que tengo a Matilda, soy selectiva con mis decisiones laborales porque quiero aprovechar más el tiempo con mi familia. El paso del tiempo no es algo que me angustie: me banco mis arruguitas y no me operaría la cara: prefiero los tratamientos no invasivos. Confieso que pasaría por el quirófano solo para hacerme las lolas, pero tampoco estoy acomplejada. Con el resto de mi cuerpo, por suerte me cambió el metabolismo y ahora no tengo tendencia a engordar como en la adolescencia, así que no hago dietas. Como de todo y, para tener los músculos tonificados, voy al gym y me hago tratamiento con electrodos.

C: ¿Cómo definís tu look?

M: Soy ecléctica en mis gustos y eso lo traslado a la ropa. Cuando me visto, combino prendas clásicas con modernas. Antes me parecía frívolo ir de shopping, pero ahora lo disfruto porque me fascina la moda. El mejor consejo fashion es elegir los accesorios correctos a la hora de producirte, porque podés vestirte igual todos los días, con el mismo jean y la misma camisa, pero si cambiás los zapatos, la cartera y los aros, le das otra impronta a tu look.

C: ¿Qué es lo que más te alaban en la calle?

M: La cola y las piernas. El piropo siempre me sube la autoestima. Quizá, cuando sos adolescente te da pudor, pero a esta altura de la vida se agradece. ¿A qué mujer no le gusta que la alaben? Incluso el piropo guaso, aunque me ponga colorada, suma. (Risas).

C: Tenés la imagen de la amiga y la novia perfecta. ¿Cuál es tu lado de chica mala?

M: No sé si tengo una faceta muy rebelde y alocada. Como amiga no me considero competitiva porque me gusta ser compinche de las mujeres. Me resulta interesante la complicidad que tenemos entre nosotras y la defiendo a morir. Obvio que hay chicas que están todo el día en pose y compitiendo, pero esas me aburren y no les doy cabida. En cuanto a mis relaciones con los hombres, siempre fui pícara pero tranquila. Jamás le robé el novio a nadie y nunca fui infiel, porque cuando me pongo de novia, me entrego totalmente a mi pareja.

C: ¿Cómo te enamoraste de Mariano?

M: Nos conocimos en una reunión de trabajo. Empezamos siendo amigos, hasta que me invitó a salir porque era obvio que teníamos una química especial. No soy histérica, entonces no lo hice sufrir para que sintiera que se tiraba a una pileta sin agua cuando dio el primer paso. El hecho de que sea productor, lejos de afectarme, me hizo sentir acompañada: más allá de ser mi pareja, es mi gran compañero en esta carrera. Me enamoran su inteligencia, su humor, sus valores y su manera de protegerme. Además es muy dulce, me escribe cartas de amor a mano y me sorprende al pasar a buscarme por el canal para llevarme a cenar.

C: ¿Cómo seguís conquistándolo a medida que pasa el tiempo?

M: Con mi humor y conmi naturalidad, que creo que fueron los puntos fuertes que lo sedujeron desde un comienzo. Nunca aparenté algo que no fuera. Quizá, en las primeras citas evitaba hablar hasta por los codos para no espantarlo. Por suerte, a Mariano le gusto hasta cuando estoy en zapatillas y sin maquillaje. Cuando me ve muy producida me asocia con "la Mariana de la tele". Esa actitud me encanta porque no me identifico con las que viven sobreproducidas hasta para estar en la cocina. Mi pareja vive conmigo y me banca en cualquier estado: con cara de dormida, en pijama, con la máscara facial o con ruleros. Por suerte, no somos enfermos de los celos. Yo intento no hacerle escenitas porque me gusta darle tranquilidad. No soy esa clase de mujer que le da celos a su pareja para tenerlo a los pies. Para mí, la confianza y la comunicación son fundamentales.

C: ¿Cuáles son sus mejores planes de a dos?

M: Ir a comer, al cine y al teatro. Más allá de ser padres, intentamos conservar nuestros espacios de intimidad y, al menos, una vez por semana salimos solos para charlar sobre nosotros y para olvidarnos de la vorágine del trabajo. Me parece que eso es clave para que la relación funcione.

C: ¿Fantaseás con volver a casarte?

M: No. No es mi prioridad, siento que no lo necesito y ni siquiera lo conversamos con Mariano. Estamos unidos por Matilda y ella es el lazo más fuerte que podemos compartir. Tengo la suerte de tener al lado a un hombre maravilloso, una beba hermosa y de trabajar en algo que me encanta, así que no puedo quejarme. ¿Para qué voy a pedir más?


FOTOS: MARCELLO MOLINARI. ROPA: SACO Y JEAN DE LOFT, MUSCULOSA DE DE LA OSTIA , BOTAS DE SARKANY Y AROS DE MECHI GARAY; VESTIDO A LUNARES DE MARÍA VÁZQUEZ Y COLLARES DE UMA. AGRADECIMIENTOS: CASA VIDA ([email protected]).

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