Ayer estaba en la línea de colectivo 15, volviendo de mi clase de teatro, cuando ocurre algo inesperado. Un hombre camina hacia el asiento que estaba delante mio y le dice a un chico:
- No se trata así a una compañera. No se le pega a las mujeres – En un tono de voz calmado pero imponente.
- ¿Qué te metés? -Le contesta, el chico que le había pegado a quien, aparentemente, era su novia- Te voy a matar, ¿querés que lo arreglemos afuera?
- No tengo problema en bajarme. Si querés, lo arreglamos afuera - Responde el que lo había interpelado primero, demostrando que no iba a asustarse pero sin perder la calma.
- Si vos te bajás, yo me bajo con él - Saltá el hombre que estaba sentado atrás mio.
- Ah, ¿de a dos? – Contesta el hombre que le había pegado a su pareja.
- Sí, de a dos – dice el que estaba sentado al lado suyo.
La novia lo agarra del brazo como dando a entender que no quería que su novio se bajara. El hombre que la había defendido, camina lentamente hasta la salida, toca timbre y desciende y el que estaba al lado mio se relaja en su asiento, tranquilamente y me dice a mi: “perdón“.
¿Perdón por qué? Si yo no daba más del orgullo. La actitud de los dos hombres que defendieron a esa mujer merece un aplauso, largo y de pie. Primero, porque el que interpeló al novio violento lo hizo con calma, sin faltarle el respeto y sin incitar la violencia. Está claro que ,si se bajaban a pelearse, no era su decisión sino la reacción del chico ante la llamada de atención. Segundo, porque el que “se metió” después legitimó la intervención del segundo, no lo dejó solo y, probablemente, evitó una pelea, ya que al ser “dos contra uno”, era más difícil que el otro quisiera pelear igual. Tercero, porque, ojalá ( de verdad lo espero), la mujer que estaba ahí sentada notó que la actitud de su pareja es repudiable y por lo menos va a pensar en alejarse o a cuestionarla.
Anoche, esa mujer que fue golpeada en un transporte público no se sintió sola gracias a esos dos hombres que la defendieron. Anoche, el golpeador fue puesto en evidencia y escrachado.
Las mujeres necesitamos que los hombres nos acompañen en la lucha contra la violencia machista. Si nos unimos entre todos, #NiUnaMenos va a ser una realidad.
Gracias a los justicieros del 15.



















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