Hay una verdadera invasión detox: libros, segmentos en programas de televisión, canales de YouTube, cuentas en Instagram y celebridades que cuentan los increíbles resultados que obtuvieron con tan solo ingerir jugos de frutas y verduras. Te aseguran que en pocos días podés tener una panza chata y liberar toxinas de tu organismo. ¿Quién podría decirle que no a esa promesa? Sin embargo, mientras se suman más seguidores de este tipo de alimentación, se alzan las voces de alerta.
La onda verde
¿En qué consiste una dieta detox? Se trata de un plan de alimentación que se sigue durante un período corto (pueden ser tres, cinco, siete días o un tiempo estipulado) y pretende eliminar toxinas y estimular la asimilación de los nutrientes. Muchas chicas la hacen unos días antes de una fiesta o de un evento para desinflamarse un poco. “Es ideal para quienes desean hacer un cambio de hábitos y no saben por dónde empezar, necesitan tomar impulso o tener un punto de partida. Algunas personas que se alimentan saludablemente hacen una ‘detox’ de manera puntual: la usan como un ‘reseteo’ emocional, mental y espiritual”, explica la coach nutricional Nuria Roura, autora del libro Detox SEN.
Hay varias propuestas de dietas detox (como beber solo jugos durante cinco días, reemplazar comidas por batidos o ingerir un antioxidante en polvo, agua y sopa casera como único menú durante 21 días, entre otras). No está permitido consumir alimentos procesados ni refinados, productos de origen animal ni gaseosas. En cambio, hay que incorporar verduras de hoja verde oscura, frutas, germinados, verduras fermentadas (el chucrut, por ejemplo) y algunas semillas.
Andar con poco combustible
Pero atención: los nutricionistas le bajan el pulgar a este tipo de alimentación. Su argumento: no es necesaria ninguna dieta desintoxicante. “Contamos con distintos órganos (el hígado, los riñones, los pulmones y la piel) cuya principal función es deshacerse de los desechos que el organismo produce constantemente. Teniendo en cuenta esto, la dieta detox carece de sentido”, explica la nutricionista Estefanía Beltrami (en IG:
@nutricion.salud.arg).
Esta especialista también advierte sobre ciertas secuelas negativas de esta alimentación restringida, que muchas veces no son tenidas en cuenta. “Hay que tener cuidado porque no es normal tener dolor de cabeza, mareos o malestar generalizado. Es probable que sean señales que manda el organismo para avisar que necesita la energía que un jugo detox no aporta. Los carbohidratos que brindan vegetales y frutas no se comparan con los de los cereales y las legumbres”, asegura Beltrami.
El temido “efecto rebote”
Si hacés una dieta detox, es probable que pierdas peso rápidamente: cuando te alimentás a base de frutas y vegetales, adelgazás y te desinflamás. Lo que no advertís es que tu masa muscular también disminuye. “Es un tejido metabólicamente más activo que la masa grasa: requiere más energía (calorías) para mantenerse. Al perder masa muscular, el metabolismo se hace más lento y eso produce el odiado efecto rebote: recuperás los kilos perdidos”, alerta Beltrami.
Otro factor que juega en contra: las dietas detox son muy restrictivas. “Mientras más te prohibís algo, más lo deseás. Esto hace que tu ansiedad aumente, que picotees entre comidas, que tu alimentación se desorganice y que quizá termines por darte atracones”, advierte la nutricionista.
No existen trucos mágicos. Si querés bajar de peso, tenés que consultar a un médico especialista para que te ayude a cambiar tus hábitos. “Cada persona es diferente y presenta distintas características, no solo desde el punto de vista físico, sino también desde lo psíquico, social y cultural. Lo ideal es que recurras a un nutricionista que pueda evaluarte de forma integral y diseñar un plan de alimentación que se adapte a tus necesidades, horarios y estilo de vida”, concluye Beltrami.
La gran paradoja
Aunque se los consume para perder peso, muchos batidos producen el efecto contrario. “Al estar de moda, a cualquier licuado o jugo exprimido le llaman ‘detox’. Hay que tener cuidado porque algunos se realizan con varias frutas y terminan aportando demasiadas calorías. Por ejemplo, un jugo hecho con tres frutas contiene un estimado de 300 calorías líquidas, se bebe en cinco minutos y no brinda nada de saciedad. Al rato tenés hambre de nuevo, porque a la fruta se le extrajo casi toda la fibra (presente en la cáscara y la piel), que es la que da saciedad a largo plazo. Es preferible que bebas un licuado, ya que contiene burbujas de aire: como son difíciles de digerir, sacian por mucho más tiempo”, recomienda la nutricionista Laura Romano (en IG: @integralnutricion).




















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