Las más frecuentes son: candidiasis (hongos), tricomoniasis y vaginosis bacteriana. Los síntomas más comunes suelen ser ardor, picazón, enrojecimiento, irritación, flujo abundante o anormal (diferente color u olor), y dolor durante las relaciones sexuales. Los tratamientos consisten en el uso de cremas, óvulos y hasta de antibióticos por vía oral.
¿Cómo prevenir? Evitá las prendas ajustadas; elegí ropa interior de algodón; no utilices protectores diarios que dificulten la ventilación y aumenten la humedad; higienizate adecuadamente (siempre de adelante hacia atrás, para evitar la contaminación de la zona con bacterias intestinales); tené sexo seguro para reducir las posibilidades de contagio de enfermedades de transmisión sexual y no abuses de las duchas vaginales.
Es muy importante incorporar algunos hábitos, como lavarte solo con agua fresca o tibia (si usás jabón, que sea sin perfume o uno neutro de glicerina). La higiene debería ser externa, es decir, no lavar dentro de la vagina para no barrer el flujo normal. Olvidate de las esponjas y los productos muy fuertes que causen irritación. El secado debe ser delicado, con toalla limpia, para no generar exceso de humedad. Con estos simples tips, disfrutá toda la temporada.
Fuente: Dra. Marianela Atencio, médica ginecóloga de Halitus Instituto Médico.





















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