Todas las personas tenemos dos fuentes de vitamina D: D2 y D3. La primera, se adquiere a través de los alimentos, la segunda y más necesaria, se consigue por medio de los rayos del sol, y tiene una vida media más larga, es decir, que dura más en el organismo antes de degradarse. A este proceso se lo conoce como fotobiogénesis, y su duración depende de varios factores como la edad (ya que en los adultos mayores el proceso tarda más) y la tonalidad de la piel (cuanto más oscura más tiempo al sol requiere).
Aunque no lo puedas creer, el esqueleto es un órgano que se modifica constantemente y al cabo de 10 años todos los huesos se renuevan por completo. A medida que la masa ósea se reabsorbe de la mano de las células denominadas osteoclastos, se va formando hueso nuevo gracias a otras células llamadas osteoblastos, lo que ayuda a mantener el equilibrio. Sin embargo, a partir de los 30 años la formación de hueso nuevo es cada vez más lenta. Cuando la pérdida de masa mineral ósea se hace más severa, se puede producir osteoporosis
¿Cómo prevenirlo? Tomando sol. En verano se necesitan 5 minutos, y en invierno media hora. En promedio se recomienda una exposición de 15 minutos diarios, fuera de los horarios pico de radiación solar.
Fuente: Ramiro Puerta Franchi, Reumatólogo de la Clínica Zabala.



















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