El ácido salicílico proviene del legendario sauce blanco (salix alba, en latín), un árbol que crece en zonas húmedas y alcanza los 25 metros de altura.
Sus hojas son de un color gris plateado, de ahí su nombre, pero lo más importante de la especie es su corteza, donde se aloja la salicina, sustancia que le permite autoregenerarse ante cualquier daño y de donde deriva el ácido salicílico.
“En los últimos años, se han implementado los beneficios del sauce blanco para tratamientos antiarrugas o de renovación de piel, ya que el ácido salicílico ayuda a que el rostro se vea más suave, firme e incluso más joven“, afirma Silvia Alejandra Grela, Responsable Formación Técnica de L´Oréal Paris.

Por otra parte, la salicina es también la precursora del analgésico más popular, la aspirina, con la salvedad de que es un producto natural sin contraindicaciones. En la antigüedad, se extraía la sustancia para utilizarla como calmante, antiinflamatorio y para aliviar la fiebre.




















Comentarios