¿Te levantás con el abdomen hinchado y la inflamación va aumentando a lo largo del día? ¿Si comés verduras u hortalizas crudas, tu panza se hincha aún más? ¿Sufrís habitualmente de ardor estomacal, acidez o te duele la panza?
Con algunos cambios de hábito podés mejorar la situación y bajar la inflamación que tanto te molesta (y te acompleja). Detectar que es lo que causa inflamación y tratar de evitarlo, aunque sea por un tiempo, es lo más importante.
- Hacer seis comidas al día: es preferible comer poco y muchas veces, ya que esto ayuda a hincharse menos.
- Reducir el consumo de vegetales crudos y verduras de hoja, ya que son de difícil digestión y permanecen más tiempo en el estómago.
- Dedicarle 20 minutos a las comidas: una de las consecuencias más comunes de comer rápido es la aerofagia, es decir, los gases provocados por ingerir demasiado aire en las comidas. El aire ocupa espacio en el estómago y entorpece la digestión. Comer y masticar tranquilamente cada bocado ayuda a digerir bien los alimentos, tragar una mínima cantidad de aire y aumentar la sensación de saciedad.
- Evitar los coles (coliflor, brócoli, repollitos de Brucelas), las frituras, los picantes, las legumbres, al igual que los alimentos dulces procesados, ya que pueden generar distensión abdominal. También la cebolla, el puerro y el ajo porque pueden irritar las mucosas del intestino.
- Aumentar el consumo de frutas y otras verduras cocidas como zapallito, zanahoria, zapallo y calabaza.
- Tomar infusiones: una de las hierbas más usada es la manzanilla por sus propiedades antiinflamatorias, digestivas y carminativas. Se puede mezclar esta infusión con otras hierbas como diente de león, menta, semillas de hinojo, anís verde, comino, etc. Se pueden tomar dos o tres tazas al día, después de las comidas.
- Bajá un cambio: un baño caliente, hacer algún deporte, leer, escuchar música, ir al cine, tener sexo, recibir masajes, pintar, escribir. Todas esas prácticas te pueden ayudar a parar un poco cuando estás a full.






















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