No les conmueven los balbuceos tiernos o la idea de perpetuar el círculo de la vida. Muchas mujeres consideran que los bebés no son una bendición, sino todo lo contrario: entorpecen cualquier aventura que quieran emprender.
Esos pequeños “arruina-carrera”
El caso de Celina, una gerente de Marketing de 33 años, es un ejemplo más de una tendencia que se registra cada vez con más fuerza. Las mujeres siguen ganando terreno en ambientes académicos, laborales y políticos, y enfocándose más que nunca en su desarrollo profesional. Las tasas de natalidad en el mundo occidental caen año a año, y las jóvenes cada vez esperan más para tener hijos.
En este contexto, los bebés son considerados “boicoteadores del crecimiento laboral”. “En la oficina veo a muchas compañeras que se vuelven locas, corren de una reunión de trabajo a un turno con el pediatra o a una clase abierta en el jardín de infantes. Cuando las veo pasar, estresadas y mal dormidas, confirmo que eso no es lo que quiero para mi vida”, confiesa Carolina, una asistente del director de Finanzas en una empresa.
Hace 40 o 50 años, era inconcebible que una mujer dijera que no quería tener hijos. Por suerte, los tiempos cambiaron. “En aquel momento se la hubiera considerado ‘desnaturalizada’, pero hoy puede expresarlo. Ser madre es una experiencia más en la vida, que se puede tener o no”, explica la psicóloga Clara Coria, autora del libro Las negociaciones nuestras de cada día.
Invasión infantil
A algunas mujeres les gustan los bebés… mientras que no sean propios. Otras, sin embargo, no tienen pudor en admitir que no los soportan. Es más, también detestan a esos padres que no se cansan de postear fotos, videos y comentarios de cada gracia o pequeña hazaña de su baby en las redes sociales. O que consideran que un bebé es bienvenido en cualquier ámbito y circunstancia. En una cultura que todavía valora mucho la maternidad y promueve la formación de una familia, y en una era en la que la crianza con apego es el último grito de la moda maternal, las miradas acusatorias no tardan en llegar.
Todos contra mí
“Hace poco, en un cumpleaños, comenté lo que sentía por los bebés. Se hizo un silencio incómodo en el grupo y sentí más de una mirada inquisidora”, dice Mariana, una periodista de 35 años, casada y sin hijos. Entonces, seamos sinceras: digamos que los vientos de cambio están soplando, pero no taaan fuerte (todavía, al menos).
Clara Coria asegura que ese recelo es inherente a cualquier visión nueva que va en contra de lo establecido. “En todas las épocas de la historia hubo cambios que se vivieron como transgresiones y fueron mal vistos. Pese a eso, las transformaciones se dieron”, asegura la psicoanalista. Por eso, es importante que vos o cualquier chica que decida no tener hijos no les dé importancia a las miradas acusatorias.
* Para preservar la privacidad de las testimoniantes se cambiaron algunos nombres.























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