Esta pose ofrece variantes para todos los gustos. Aprendé cómo alcanzar el máximo placer.
Suavemente
No saltes como una desaforada cuando estés sobre él. “Podrías romper los cuerpos cavernosos del pene o provocarle fisuras”, advierte Adrián Sapetti, titular del Centro Médico Sexológico y autor del libro Sexo: un camino al placer compartido. Mejor, optá por los movimientos lentos y variá la profundidad de la penetración.
El gran rodeo
En vez de las clásicas embestidas, girá tus caderas como si estuvieras dibujando un ocho con ellas: eso favorecerá el roce de tu botoncito contra el hueso púbico de él.
Chica entrenada
¿Querés tener los cuádriceps de Anna Kournikova? Con las piernas extendidas, apoyate sobre el pecho de él. Luego,doblá tus rodillas y movete hacia arriba y hacia abajo.
Dada vuelta
En la “jineta invertida” (vos te ubicás sobre él, pero mirando a sus pies), inclinate hacia atrás: eso hará que su miembro impacte contra la pared frontal de tu vagina, en la que se ubica el Punto G. ¿Hace falta que te recordemos lo que eso desencadena?
El ascensor erótico
Cedele el mando: hacé que él tome el control de la acción por un rato. Inclinate y dejá que él te sujete por la cintura o por la cola y que te haga subir y bajar.
Sit down
Pedile que se siente en un sillón, y ubicate sobre él. Mientras vos rozás tu clítoris contra su pelvis, él puede ocuparse de tus lolas y de tu cola.
Olla a presión
En la jineta invertida, extendé tus piernas hacia adelante, y apretá los músculos vaginales: eso activará las terminaciones nerviosas que intervienen en el clímax. Esta sensación es conocida como “tensión orgásmica”.




















Comentarios