¿Te dormís sobre el escritorio? ¿Tenés una reunión después del almuerzo y sentís que ya no tenés más pilas? ¿Te toca estudiar toda la tarde y morís por una siesta? La modorra, esa sensación de somnolencia luego de almorzar, es más común de lo que crees y ¡nos pasa a todas!
Si morís por una siesta pero todavía te queda muchísimo del día por delante, lee estos consejos y ponelos en práctica ¡ya mismo!
1 – Quedate siempre con un poco de hambre
Comé hasta que estés satisfecho al 80%. Elegir comidas livianas y comer despacio son la clave. Si sentís que te quedaste corta, no te desesperes, ya que la comida tarda 20 minutos en llegar al estómago y liberar la hormona que transmite a nuestro cerebro la sensación de saciedad.
2 – Mascá chicle
Para lograr concentrarte en tus tareas y estar más alerta, el chicle podría ser tu solución, ya que estudios demostraron que mascar chicle aumenta la cantidad de sangre y oxígeno que fluye en nuestro cerebro, y ayuda a activarnos. Eso sí, ¡¡no te cuelgues en hacer globos!!
3 – Salí a pasear
Si tenés una hora de almuerzo partila en dos. Destiná media hora para almorzar y otra media hora, caminá un rato. Caminando equilibramos la insulina y liberamos endorfinas que nos ayudan a sentirnos mejor. Y si lo hacés al aire libre, volvés con el doble de energía. ¡Aprovechá los días lindos!
4 – No abuses del café
Es mecánico y todos pensamos en un café cada vez que tenemos sueño pero no es aconsejable después de comer porque aumenta la vasoconstricción. Un té verde, en cambio, libera su cafeína durante períodos más largos que el café.
5- Escuchá música
Si en tu lugar de trabajo no se puede poner música (o suenan unos lentos al borde del suicidio) ponete al menos un auricular y armate una play list bien arriba. ¡No falla!






















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