La visita del cantante canadiense a nuestro país jamás quedará en el olvido. La verdad es que los cinco días que pasó Justin en Argentina fueron muy intensos, no solo porque tuvo que interrumpir un show a la mitad y suspender el del día siguiente porque se sentía mal, sino porque tuvo muchos ataques de divismo.

Uno de ellos fue dejar a sus fanáticas esperando al sol por horas (todas, teenagers de 12 a 17 años), en la puerta del hotel y ni siquiera salir a saludarlas por el balcón.

Otro, y este es uno de los más graves, fue patear y arrastrar una bandera argentina (que algún fan le había lanzado) por el escenario.

Pero, el peor de todos fue, según se denunció, que les ordenara a sus guardias atacara a unos periodistas que le estaban tomando fotos.

Las cosas fueron más o menos así: Justin habría ido a bailar borracho y drogado a la disco INK, donde le habían armado un super VIP privado para que pudiera estar tranquilo, rodeado por un par de chicas que contrató el boliche. Obviamente, cuando salió, los periodistas que lo estaban esperando en la puerta le tomaron fotos. El cantante, según la palabra de los testigos, los habría “marcado” para que sus patovicas los golpearan y les robaran los teléfonos.

Matías Morla, abogado de uno de los fotógrafos agredidos, explicó que Justin deberá asistir en persona y que no podrá delegar la tarea a un abogado. La declaración será en el Ministerio de Justicia de Los Ángeles ante un fiscal federal y lo hará hacia Argentina vía teleconferencia.

“Si no se presenta y no se justifica, le van a ordenar la detención. Al juez Alberto Baños no le tembló el pulso contra un rico y famoso. Son muy graves los delitos”, explicó Morla en un diálogo con TN.