Siempre vamos a recordarlo por Mi pobre angelito, la película del niño olvidado por su familia en Navidad, cuando todos se van y lo dejan en casa. Macaulay Culkin interpretó a Kevin McCallister, y se convirtió en el chico más famoso de los ’90.
Luego, Culkin fue el mejor amigo de Michael Jackson (en la vida real) y, mientras su fama disminuía, su imagen pública y su salud también iban en picada. Las últimas imágenes de Macaulay lo mostraban demacrado y avejentado, víctima de las adicciones, y nadie supo exactamente qué hacía con su vida.
Pero, gracias a Dios, Macaulay parece estar mejor. Hoy tiene 35 años (sí, el tiempo pasa) y reconoce que vive mucho mejor lejos de los reflectores. “Esencialmente, estoy retirado”, dice el exactor. Por lo que se sabe, pasa sus días pintando y escribiendo. “Whatevering”, aclara, con una palabra inventada en inglés que significa “haciendo lo que sea”.
A tal punto no le interesa la fama, que admite que prefiere salir a caminar por la mañana muy temprano, para no cruzarse con la gente. “Como no hay nadie en la calle, es fácil para mí pasar inadvertido”, explica.
Solo se lo ha visto en público en eventos muy puntuales (la feria de comics Comic Con o en unos pocos shows en vivo con su banda The Pizza Underground), y suele viajar a Francia, donde nadie lo molesta. “No es que no me reconozcan. Sí saben quién soy, pero allí a nadie se mete contigo. Pienso ‘dónde había estado esta gente toda mi vida'”, concluye.





















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