A los tipos les gusta arreglar cosas. Tal vez tenga que ver con los juguetes con los que jugaban cuando eran chiquitos: las herramientas de plástico, las vías de trenes armables, los robots a pilas. Las nenas también podemos jugar con los mismos juguetes, pero la mayoría de ellos son promocionados para nenes, a quienes se les enseña, desde que son chiquitos, a que reparar cosas con sus propias manos es una cualidad inherentemente masculina.
Muchos de estos nenes crecen y se convierten en hombres que se olvidan de todo eso y se vuelven serios, sentados en escritorios de bancos o tribumales. Pero a algunos les gusta tanto reparar cosas que se convierten en trabajadores de la construcción o en ingenieros civiles. Una última clase, y esta es la peor, decide que lo suyo es arreglar mujeres. Probablemente, hayas salido con alguien así.
El tipo que te quiere cambiar o arreglar está por todos lados. Uno de los más famosos es Paul, el escritor que se enamora perdidamente de Holly Golightly en Desayuno en Tiffany’s. Otro de ellos es Aidan de Sex and the City, que le insiste a Carrie para que haga modificaciones en su departamento para mejorarlo.

Esta clase de tipos aparece justo después de que hayas sufrido una gran desilusión amorosa o cuando, por cualquier razón, estás sintiéndote un poco bajón. Tal vez, la lógica tenga que ver con que ellos no saldrían con ninguna mujer a menos que ella tuviera algún problema que resolverle. O tal vez vieron a tantas damiselas en peligro en las películas de Disney que piensan que la chica que peor está es la mejor para ellos. Entiéndase: no estamos hablando de príncipes azules.
Lo engañoso es que se presentan como un hombre que ama a las mujeres, un tipo muy empático que va a escuchar todos tus problemas y te va a prometer ayudarte a resolverlos. En realidad: él solo quiere sentirse imporante. Va a quedarse con vos mientras que las cosas no estén bien, mientras piense que todavía hay asuntos tuyos que tiene que resolver. No se trata de darte una mano para que te superes a vos misma, se trata de hacerte mejor a sus ojos. A él no le importa ayudarte de verdad, solo le importa sentir que te ayuda, lo cual es bastante egoísta.

Por eso, el tipo que te quiere mejorar se parece, en muchas maneras, al tipo bueno con el que a todas les gustaría salir. Es un nerd, es intelectual, y lee más libros de lo que hace deporte, pero no está avergonzado de eso. Tal vez le molestaba ser el menos mulsculoso del grupo en la adolescencia, pero ahora se siente orgulloso de no haber cumplido con esos mandatos masculinos. Esto no tiene sentido hasta que lo conocés, pero él, de hecho, quiere abolir el patriarcado. Tuvo una infancia feliz (sin traumas o grandes inconvenientes, sus padres no están divorciados, y tampoco sufrió algo que lo pudiera haber llevado a hacer terapia durante la secundaria), y por eso se siente calificado para arreglarte. Él sabe lo que se siente estar saludable y bien, y vos no. Vos estás mal, según él, pero no te preocupes, él te puede ayudar.
Aunque, tal vez al tiempo, te des cuenta de que él no es un buen tipo, es muy difícil dejarlo. En general, porque vos no te habías dado cuenta de que había algo en vos que debía ser corregido hasta que lo conociste. Él te ayuda a identificar todos los problemas que no sabías que tenías y son “áreas en las que podés mejorar” o “formas en las que podés superarte“. Él te hace creer que podés ser una mejor persona a su lado.
Pero no soporta verte tomar buenas decisiones. Necesita que le consultes todo lo que hacés, que él sea indispensable para vos. Y nadie es indispensable. Si vos podés superar tus problemas por vos misma, ¿En qué lugar encaja él?
Hay una última cosa sobre él: no sabe — no le importa — que la gente se puede recomponer sola. Que vos también tenés ese poder. Así que, no salgas con este tipo, que parece genial al principio pero después termina haciéndote sentir like sh*t. No estás rota y tampoco estás incompleta.




















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