Mirás a tu novio mientras habla por teléfono, y te derretís: ¡qué potro es! Te acercás, lo besás y acariciás su pierna. Eso alcanza para ponerlo en llamas: él se apura en terminar la conversación y se abalanza sobre vos. OMG!
¿Por qué el sexo “exprés” resulta tan excitante? “Es pura adrenalina y pasión. Tiene el efecto de un aceite esencial, superconcentrado e intenso. No da tiempo para que aparezca lo rutinario”, explica el psicólogo y sexólogo Patricio Di Leva, director de Respuesta Sexual (www.respuestasexual.com). Hacer el amor lentamente durante horas es fabuloso, pero la urgencia le da un upgrade al erotismo: el deseo es tan fuerte que vos y él son incapaces de pensar en otra cosa que no sea satisfacerlo. “Este tipo de erotismo está asociado a lo primitivo. Usualmente lo ideal es una buena previa en un contexto tranquilo, pero un rapidito puede ser muy satisfactorio. Si bien la curva de excitación de la mujer es más lenta que la del varón, en la fase inicial de una relación o en la etapa de enamoramiento, la respuesta sexual femenina suele ser más rápida”, explica la sexóloga clínica Elsa Astolfi, del Hospital Italiano de Buenos Aires. Según esta especialista, hacerlo en un lugar diferente, con cierta carga de adrenalina, hace que la situación sea más hot.
Otra razón para decirle “sí” a un quickie: cuando tenés sexo particularmente intenso, tu cerebro lo interpreta como algo inusual y excitante, y libera una serie de sustancias químicas (como la dopamina y la oxitocina) que te provocan un gran bienestar. ¡Doble placer!
LAS REGLAS DEL JUEGO
Go for it!
Por supuesto que conocés la importancia del juego previo, pero esta vez se trata de evitar lo habitual: andá derecho a lo que te interesa. Empezá a besar y a acariciar a tu hombre, sin pensar que él acaba de llegar del trabajo y que seguramente esté cansado o quiera ducharse.
Los especialistas aseguran que en un quickie no hay que buscar la perfección “técnica” sino dejarse llevar por la situación. Obviamente, casi siempre hay maniobras bruscas y cierta incomodidad.
Sexpresate
En una sesión de sexo fast & furious no pueden faltar los jadeos y gemidos: remiten a lo más primitivo de la naturaleza humana. Las frases imperativas también expresan urgencia y descontrol. Entonces, animate a decirle a él en medio de la acción: “¡Más fuerte!”, “Quedate quieto” o “¡Seguí”. Algo tan simple como eso puede tener un efecto explosivo en los dos.
Ciertos gestos “salvajes” (como agarrar a tu chico de los pelos cuando lo besás o hundir tus dientes en su hombro) también forman parte de estos encuentros desenfrenados.
Only You
Un factor clave de un quickie: prestale atención pura y exclusivamente a tu deseo. “La clave está en tener sexo solo por ganas, donde sea y cuando quieras: dejá que todas tus inhibiciones se vayan por la ventana. Animate a explorar cosas nuevas sin sentir ningún peso moral ni pensar ‘Qué locura lo que estoy haciendo’”, recomienda la sexóloga Natasha Valdez, autora del libro A Little Bit Kinky (Un poco atrevido).
Cuando nada te importa más que tu satisfacción, te convertís en una amante excepcional. Además, al concentrarte en tus sensaciones, alcanzás un placer más intenso. Entonces, no tengas miedo de pedirle a tu hombre exactamente lo que querés: acorralalo, besalo y ordenale que haga o que te diga esas cosas que te hacen delirar de placer.
DÓNDE, CUÁNDO, CÓMO
1. Al vapor
La ducha es el mejor lugar para un rapidito: el agua caliente activa la circulación sanguínea, lo que favorece el orgasmo. Pedile a tu chico que unte sus dedos con gel íntimo y que luego acaricie tu zona V. Inclinate hacia delante mientras él te penetra.
Otra opción: “Ubicate frente al espejo del baño, levantá la parte de atrás de tu vestido, inclinate y apoyá tus codos sobre el lavamanos, y dejá que él avance”, propone la experta en sexo Paola Kullock, directora de PK Escuela de Sexo y autora del libro Sexo ¡Ponele ganas!.
2. ¡Al rincón!
Hacerlo de parados es una de las poses más clásicas para un quickie. Una variante cara a cara: tu chico debe apoyar la espalda contra la pared, con las piernas juntas y ligeramente flexionadas (sus caderas deben quedar apenas debajo de las tuyas). Montate sobre él, colocando una pierna a cada lado de su cuerpo. Empiecen a moverse, hacia arriba y hacia abajo, trazando círculos con las caderas. O dejá que él se haga cargo de la situación: puede sujetarte fuerte de las caderas y moverte a su antojo.
3. In fraganti
Tener sexo en un lugar semipúblico (como el descanso de una escalera o el baño de un salón de fiestas) es un riesgo, y eso se traduce: “adrenalina = más excitación”. Déjense la ropa puesta y elijan un lugar en el que sea posible darse cuenta de que alguien se acerca para poder interrumpir la acción a tiempo. “Esta situación despierta la pasión por lo prohibido. Muchas veces, la preocupación por ser descubiertos hace olvidar los complejos y las inhibiciones”, asegura Di Leva.
4. Mañanero
Despertate 15 minutos antes de lo habitual y ofrecele a tu hombre un mañanero explosivo. Ubicate sobre él y, mientras lo besás, contale al oído alguna fantasía muy zarpada (como hacerlo con otra pareja o convertirte en su esclava sexual). “Por la mañana, la testosterona masculina alcanza el máximo nivel, y eso hace que él esté más predispuesto (y bien descansado, además) para un encuentro. Un ‘rapidito’ matinal es una buena descarga que no requiere mucho gasto energético: no debés olvidarte de que te queda todo el día por delante”, asegura el sexólogo.
5. Room with a view
Con las piernas abiertas, apoyate contra el vidrio de una ventana. Él debe ubicarse frente a vos y penetrarte. Si algún vecino los espía, solo verá tu espalda moviéndose al compás de las arremetidas.
Otra variante de “la ventana indiscreta”: mientras te dedicás a mirar el pulmón de manzana, él se ubica detrás de vos, te baja la bombacha y te penetra. Traten de ser discretos, para no terminar con una denuncia en el consorcio.
6. En una casa con gente
¿Por qué siempre tenés ganas de hacerlo cuando pasan el fin de semana en la quinta de amigos? Tener sexo cerca de otras personas, a escondidas, es una de las opciones más hot del menú erótico. Olvidate de las poses clásicas (suelen ser las más ruidosas porque hacen crujir la cama y golpear el respaldar contra la pared): la cucharita es la mejor elección. En medio de la acción, date vuelta y besalo: eso generará una fricción muy placentera y te ayudará a sofocar los gemidos. Llevá la pierna que te quedó arriba hacia atrás: ¡tsunami de placer!
7. Hot service
El sexting es el mejor aliado de un rapidito porque prepara el terreno con un simple “send”. Un rato antes de verlo, enviale un texto hot. “Podés jugar a ser una profesional del sexo. Enviale un mensaje avisándole qué clase de servicios ofrecés y cuáles son los costos”, recomienda Paola Kullock. Apenas llegues, el va a requerir “tus servicios” de forma urgente.
8. Descontrolate
Como te contamos, un quickie es la gran oportunidad para desatar tus bajos instintos. Jugar a ser otra mujer te ayudará a desinhibirte: como supuestamente la que tiene sexo no sos vos, no vas a reprimirte ni a juzgar nada.
Podés imaginarte que sos Rita Ora, Kim Kardashian o Rihanna, y actuar como una verdadera bomba sexy. “Cuando la fantasía no tiene límites, la sexualidad tampoco los tiene. Con el paso del tiempo, los adultos perdemos nuestra capacidad lúdica, y el sexo sin juego es como una lechuga sin condimentar: no resulta muy apetitosa. Entonces, tenés que animarte a juguetear y a experimentar: dejá volar tu imaginación”, aconseja Di Leva.
9. La otra previa
¿Invitaste a comer a tus suegros? Un rato antes de que lleguen, empezá a tocarte frente a tu novio.
“No te conformes con dejarlo mirar: pedile que se acueste boca arriba y vos acomodate con la cabeza cerca de su miembro, así vas a ocuparte de él con tu boca y con una mano”, aconseja Paola Kullock. La especialista recomienda otra opción explosiva: cuando los padres de tu novio lleguen, pedile a él que te acompañe a la cocina y entregale tu tanga sin decirle nada. Eso alcanzará para mantenerlo on fire toda la velada.
10. ¡Poné quinta!
Cuando vuelvan a casa en auto después de una salida, aprovechen los semáforos en rojo para acariciar las zonas sensibles del otro. La tercera vez que lo hagan, decile que no aguantás más y proponele un desvío. Estacionen en alguna calle poco transitada (pero segura) y háganlo de la manera más discreta posible. ν


					



















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