Entrar a su pequeño atelier/showroom de Palermo es como ingresar a un universo fascinante en donde los reflejos metálicos, las morfologías románticas y los brillos de los apliques te envuelven con todo su esplendor. Allí trabaja quien fue una de las modelos locales más famosas de la década que enarboló a supermodels de la talla de Claudia Schiffer o Naomi Campbell. Pero su versatilidad quedó plasmada en otros hechos de su vida, como que estudió Periodismo, se recibió de abogada, trabajó como conductora de tevé y, en el proceso, descubrió su nueva pasión: la joyería. Bien instruida en el tema e involucrada en todo el proceso (desde el diseño a la fabricación y la comercialización), hoy cuenta orgullosa cómo nació su primera línea de accesorios de lujo, RZstudio.
¿Cómo surgió tu amor por las joyas?
Fue hace ocho años, cuando quise regalarle unos gemelos tallados a mi marido y le llevé un diseño mío a un joyero. Una vez que lo fui a ver, justo estaba dando una clase y quedé fascinada. Entonces hice muchos cursos para capacitarme.
¿Cómo empezaste a crear?
Mi objetivo era trasladar la técnica de la joyería a la bijou y comencé a producir piezas bañadas en oro y plata, con piedras semipreciosas y acrílicos trabajados a mano. En un principio, las hacía para algunas marcas de ropa como Mishka, Uma y Vitamina.
¿Y la línea propia cuándo apareció?
Luego de varios años de trabajar para otros, me surgió el deseo de tener mi propia línea y así empecé a buscar el concepto.
¿Qué es lo que más te gusta de este trabajo?
Lo veo muy terapéutico. Además, no hay nada más lindo que crear con tus propias manos.
¿Cómo fue el proceso creativo para esta primera línea?
El punto de partida siempre es un objeto o una imagen. Por ejemplo, un día me encontré una polillita pegada ahí, en un rincón, y la guardé porque haré algo con su forma en la próxima colección. Creo que la joyería y la naturaleza van de la mano: cada elemento de ella sirve para crear una pieza única. Una ramita, una piedra, una hoja, todo puede ser un disparador para crear.
¿Qué aprendiste como emprendedora?
Que no hay que bajar los brazos. Una muchas veces siente que no está yendo por el camino que realmente quiere ir, entonces hay que frenar, barajar y dar de nuevo. Pero también es fundamental ser apasionada, enamorarte de lo que hacés y capacitarte.























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