Hace un mes decidiste volver a entrenar, pero todavía no sabés si hacer spinning o crossfit. Aunque soñás con tener miles de seguidores en Instagram, solo publicaste diez fotos desde que abriste tu cuenta un año atrás. Tus mejores intenciones nunca superan la etapa “thinking about it”: ¿qué onda? “La procrastinación es la conducta de postergar actividades que necesitan ser resueltas. Usualmente está acompañada de excusas o de distracciones como el celular, las redes sociales o la televisión”, explica la psicóloga Laura Ottone, de la Fundación Foro (fundacionforo.com). Esa situación termina por convertirse en un círculo vicioso. “Pensamos en una tarea, pero no la hacemos. Como eso nos genera tanta ansiedad, la postergamos una y otra y otra vez, y cada vez sentimos mayor intranquilidad”, asegura la especialista.
Es bueno que reflexiones antes de tomar una decisión, pero tampoco te zarpes. “Pensar excesivamente sobre un tema en particular es un rasgo obsesivo típico. Esa especie de rumia mental aumenta el enredo. En un caso así, te conviene evaluar si, en verdad, buscás una solución o solo si te regodeás en el pensamiento”, advierte el psicólogo Daniel A. Fernández, autor del libro ¿Serás lo que debas ser?
Es hora de romper ese hábito negativo: convertí tu mente en la mejor aliada para alcanzar tus metas.
“Estoy muy cansada”
Positive thinking: “La forma más eficaz de anular ese pensamiento es focalizarte en tus deseos. ¿Cuál es tu objetivo? ¿Qué te da placer? Eso debería funcionar como tu faro”, dice Fernández.
A la hora de ir a entrenar, pensá en lo genial que va a lucir el nuevo traje de baño en tu cuerpo tonificado. Es probable que tu mente “proteste” y se resista: “Tengo fiaca” o “Mejor, empiezo mañana”. ¡No le hagas caso! Los obstáculos mentales solo se vencen con determinación.
“No sé si realmente quiero hacerlo”
Positive thinking: Algunas cosas son innegociables. No te preguntás si tenés ganas de cepillarte los dientes: lo hacés porque querés mantener tu dentadura sana.
Actuá con la misma lógica en otras instancias de tu vida. La próxima vez que pongas en duda una decisión, pensá: ¿se trata de algo que te haría sentir más feliz o vivir mejor? En ese caso, tenés que apelar a tu fuerza de voluntad.
“¡Es muy difícil!”
Positive thinking: No cedas a la tentación de pensar qué arduo va a ser el camino a tu meta. “Si creés que una tarea es complicada, seguramente buscarás ‘el momento oportuno’ para hacerla: algo que nunca va a llegar porque, en el fondo, querés evitarla”, explica Ottone.
Rompé la inercia. “Una acción pequeña puede ser el primer peldaño al gran objetivo”, dice la psicóloga. ¿Querés ser novelista? Es simple: encendé tu notebook y escribí una primera oración. “Confiá en tu objetivo final y transitá el camino paso a paso”, concluye Fernández.
3 ESTRATEGIAS PARA IMPULSAR TU VOLUNTAD
Establecé un orden
Enumerá tus metas de acuerdo a su prioridad. Agendalas, indicando en forma realista qué vas a hacer para alcanzarlas.
Presionate (un poco)
Las investigaciones demuestran que somos más productivos cuando tenemos una fecha límite para cumplir tu objetivo. Decidila: eso te hará trabajar más duro.
Inspirate
En Spotify o YouTube vas a encontrar muchos temas que te van a hacer sentir up y llena de energía para encarar tu objetivo.





















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