La carrera de la modelo taiwanesa Heidi Yeh iba en ascenso. Tenía buenos contratos y no sospechaba que un trabajo más de los que hacía iba a complicarle su futuro profesional y hasta su vida personal.

En 2012 fue convocada para la campaña publicitaria de una clínica estética. En el aviso, Heidi posaba con un modelo masculino y tres niños. El slogan era “De lo único que vas a tener que preocuparte es de cómo se lo vas a explicar a tus hijos”. Es decir, algo así: “vas a quedar tan linda que tus hijos no van a entender por qué salieron feos”. Según Heidi, a los niños modelos les photoshopearon las caras para afearlos, así el impacto de la campaña era mayor.

Se suponía que esa foto saldría solo en diarios y revistas, pero otra clínica estética (Simple Beauty) la usó en la web, y fue ahí donde la encontraron los que inventaron el mito que seguramente conociste, porque hasta lo publicaron los medios occidentales: el de una mujer demandada por su marido por no haberle contado que su belleza era producto de la cirugía estética. La historia falsa aseguraba que el hombre se enteró del engaño de su esposa cuando tuvieron hijos poco agraciados, que no se parecían en nada a la pareja.

“Al principio creí que era solo un rumor, pero pronto supe que el cuento daba la vuelta al mundo en diferentes idiomas”, le dijo Yeh a BBC News. “La gente realmente se lo creyó y todos pensaron que era algo que me había pasado a mí. Incluso mis parientes y los amigos de mi novio me preguntaban si la historia era cierta”.

La modelo perdió contratos en Taiwán porque le costaba luchar contra el prejuicio de que su belleza se debía a la cirugía plástica (ella jura que no tiene ninguna) y hoy demanda a la clínica Simple Beauty – la que puso la foto en la web-, y a la agencia de modelos que no le advirtió que la foto sería vendida para una segunda campaña, además de la original para la que había sido contratada. Lo peor es que parece que la agencia y la clínica Simple Beauty también la demandarán a ella, aduciendo “daños” porque Heidi decidió contar la verdad.

“Todavía me pregunto por qué me pasó esto, y ahora decidí hablar solo porque quiero darme coraje para enfrentar este asunto de una buena vez”, concluye Heidi.