“Fue una oportunidad increíble. Cuando yo estaba en el último año de mi carrera, a mi jefe de entonces lo nombraron director regional. Él me propuso hacerme cargo del departamento de Marketing en la nueva empresa, y acepté. Nunca se me cruzó la idea de que iba a tener a cargo un equipo de ocho personas que trabajaban juntas desde hacía años. Todas eran diez años mayores que yo”, cuenta la licenciada en Marketing Marisa Losada, de 31 años, quien estuvo a cargo del área de su especialidad en Apple Argentina hace una década. “Ahora me doy cuenta de los errores que cometí. Yo pensaba cambiar todo de un plumazo, y eso despertó temores en parte del equipo, lo que generó más inacción de su parte. No me preparé en liderazgo para poder coordinar las fuerzas de quienes tenía a cargo, y eso pesó más de lo que había imaginado”, admite Marisa.
Hoy es muy habitual que los jefes sean más jóvenes que sus empleados. Un estudio reciente de la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos, asegura que esa tendencia se incrementó un 100% en la última década. “Eso sucede en virtud del desarrollo informático. Los nuevos puestos que requieren habilidades prácticas en las redes sociales o en ‘la Nube’ demandan gente joven”, explica Blas Briceño, presidente de Finnegans, una empresa vinculada al desarrollo tecnológico.
Una verdadera conductora
Uno de los problemas que enfrentan casi todos los jefes es la comunicación con sus empleados. En tu caso, eso tiene un plus generacional: es probable que uses ciertos términos o algunas metodologías que las personas de tu equipo no compartan. “Hace algunos años, cuando entré a trabajar en la editorial Ladevi, reuní a todos y les pedí que se abrieran una cuenta para el chat. Noté que se miraban entre ellos, pero supuse que era normal: se trataba de nuestra primera reunión de trabajo. Pasaron dos semanas hasta que me di cuenta de que nadie la había configurado porque no sabían de qué les hablaba”, recuerda María Paz Corro, una editora de 29 años.
Para evitar esas desinteligencias con tu team, te conviene manejar bien la situación desde el inicio. “Poné el tema de la diferencia de edad sobre la mesa para sofocar los rumores. Podés decir: ‘Soy más joven que ustedes, pero esto es lo que nos toca y tenemos que ser un equipo exitoso’”, recomienda la coach empresarial Liliana Zamora, directora del Centro de Desarrollo Sistémico TM (www.coachingsistemico.com). “Es normal que sientas cierto temor frente a un equipo que te supera en edad, pero no te aísles: te conviene proponer encuentros para el intercambio de ideas. Escuchalos a todos: su experiencia tiene valor, no la desestimes, pero haceles saber que las decisiones finales quedarán en tus manos. Convencete y demostrá que por algo te eligieron para ser la jefa. El respeto se gana”, afirma Zamora.
¿Cuál es el estilo de tu equipo?
Cada grupo laboral tiene una característica que lo define y que marca su ritmo. Los especialistas describen las modalidades más comunes y te cuentan cómo te conviene conducirte en cada caso.
Winner: Todo lo hacen “a lo grande”. Son muy competitivos, y vos no vas a ser su excepción: seguramente realicen todo lo posible para demostrarte que ellos ya hacían las cosas bien antes de que llegaras. “Vas a tener que mostrarte muy firme, segura de vos y con las ideas muy claras. Mostrá tu autoridad en todo momento”, recomienda Zamora.
rebelde way: Lo que más les interesa es pasarla bien. Su lectura de la realidad es muy simple, no ven más allá de lo evidente ni cuentan con un plan. Por eso, suelen tener dificultades para proyectar. Aunque buscan tu aprobación, hacen poco para conseguirla. “Es un grupo dinámico y con mucho potencial. Tu gran estrategia debería ser incentivarlos para que se destaquen más”, propone la coach empresarial.
cero onda: No se les cae una idea. Solo se preocupan por cumplir las tareas del día, de la manera en que salgan. Entonces, te conviene proponerles nuevos objetivos. A medida que los cumplan, reconocelos con una mención en una cartelera, con celebraciones (medialunas para todos, por ejemplo) o con un permiso para ingresar más tarde o retirarse más temprano (antes de anunciarlo, consultá a Recursos Humanos si la empresa lo autoriza).
informal: Están acostumbrados a improvisar, no les preocupa la desorganización. Suelen cumplir tarde los objetivos o no los alcanzan completamente. No les interesa demasiado cambiar su estilo. “Te conviene actuar con firmeza. Podés usar un tablero para evaluar el desempeño de los integrantes de tu equipo con variables concretas, para evitar una discusión”, aconseja Zamora.
“Sí, jefa”: Conforman un equipo muy unido. Su gran objetivo es ganar tu simpatía. No son perseverantes ni suelen esforzarse demasiado por alcanzar una meta a largo plazo: priorizan el logro inmediato. Seguramente te hagan sentir que tu edad no importa, pero es probable que, ante un cuestionamiento de tu parte, cierren filas. “La estrategia ‘divide y reinarás’ puede funcionar. Para romper la estructura establecida, te conviene asignarle a cada integrante nuevas responsabilidades y microtareas”, dice Zamora.
solapado: Les preocupa asumir desafíos, dudan cuando deben dar pasos nuevos porque le temen al fracaso y prefieren “ir a lo seguro”. Si intentás hacer cambios de forma abrupta, ellos seguramente cuestionen tu capacidad y se quejen de tu “inmadurez”. No va a ser sencillo motivarlos. Tenés que ser astuta y mostrar que las “pequeñas” modificaciones que se van a realizar en realidad son una continuación de lo anterior.
El team ideal: Aspiran a ser los mejores, persiguen objetivos y optimizan los resultados. Se exigen a sí mismos y también le exigen a su jefe. “Tenés que demostrarles tu profesionalismo para que te reconozcan como su líder. Respetá las ideas de ellos, y aportales algo de tu saber y experiencia. Intentá identificar los aspectos débiles del equipo y buscá estrategias para superarlos. Para ellos será un buen incentivo”, concluye la coach.
Lo que un líder hace
1. Mantiene una actitud positiva. Frente a un problema, piensa soluciones y hace observaciones constructivas: decir “está mal” no suma.
2. Propone objetivos razonables: eso da la pauta de un estilo de conducción pro. El team siente que con su líder va a avanzar.
3. Se acostumbró a convivir con el disenso. No pretende acordarlo todo.
4. Trabaja su autocontrol. Sabe que en muchos momentos va a sentir desánimo, frustración e irritación: es parte de su rol.
5. Construye una relación con su equipo basada en el equilibrio: no se muestra distante, pero tampoco comparte intimidades. Y siempre se interesa por lo que le pasa a su gente.























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