¿Es posible conquistar a un hombre en una cita? Según el coach Nicholas Boothman, especialista en Neurolingüística y autor del libro Cómo hacer que alguien se enamore de ti en 90 minutos o menos, sí. Y no se trata de magia ni del famoso amor a primera vista. “Decidir si alguien te gusta o no es cuestión de segundos”, asegura el especialista. Apenas conocés a tu candidato, tu cerebro realiza dos tareas en simultáneo: juzga la apariencia física de él al tiempo que determina si su estilo es compatible con el tuyo. Una vez que tu mente da el “OK”, solo necesitás una hora y media para desplegar tu gran juego de seducción.

En su libro Anatomía del amor, la antropóloga Helen Fischer explica: “Miradas, gestos, el tono de voz y los olores: todo cuenta”. ¿Querés garantizarte una cita mágica para los dos? Entonces, tenés que conocer algunos datos claves.

En los primeros 30 minutos: “No está nada mal…”

Los seres humanos nos expresamos más con el cuerpo que con las palabras: entre el 70% y el 80% de la comunicación se realiza por canales no verbales. De acuerdo a Boothman, ciertas posturas son señales de autoconfianza y logran atraer al otro: permanecé erguida, con los hombros relajados. “Sonreí y miralo a los ojos para crear cierta intimidad”, recomienda el coach.

Si querés que la cita sea un éxito, es fundamental que, en vez de buscar las diferencias entre ustedes, te des la oportunidad de descubrir lo que tienen en común. “Te conviene escuchar más que hablar: esta quizá sea la única oportunidad de conocer al otro ‘en estado puro’ porque, como él no sabe qué es lo que te cae bien o mal, su discurso no está teñido por tu juicio o tus opiniones. No seas inflexible: tené en cuenta que las personas no somos perfectas. Tampoco lo juzgues, aunque haya aspectos de su vida o de su personalidad que no te gusten: ya tendrás tiempo para evaluarlos más adelante. Lo más importante es reconocer si los dos van en la misma dirección (¿el otro quiere tener una pareja o solo le interesa el sexo ocasional?) y si él tiene valores coincidentes con los tuyos: los intereses se pueden negociar, pero los valores, no”, asegura la psicóloga Patricia Faur, docente de la Universidad Favaloro y autora del libro Amores posibles.

Durante la charla, no te hagas la misteriosa ni la distante, eso te juega en contra. Todos confiamos y nos sentimos más cerca de la gente abierta, sin armaduras, que no está en pose. Incluso hasta podrías admitir que las primeras citas te inquietan un poco: seguramente él te entienda. “Lo importante es que te sientas cómoda, no hay nada más atractivo que ser auténtica y espontánea. Tratá de estar atenta a tus propios registros: observá si te incomoda la manera en que trata al mozo, te aburrís, te sentís halagada o cuidada”, propone Faur. 

A lo mejor creés que para lograr una conexión con tu chico tenés que hablar de temas “profundos” (cómo piensa o qué siente): error. Ese estilo de conversación que se parece a una sesión de terapia puede resultarle incómodo a él. Lo ideal es una charla liviana, que no involucre los sentimientos. “No te conviene indagar sobre su pasado afectivo. Si él lo menciona, bien; si no, ya habrá tiempo. Tampoco desnudes tu intimidad (contarle que fuiste infiel, por ejemplo): en la primera cita, la discreción es importante. Evitá hablar sobre temas que te avergüenzan o te dan pudor. Tampoco es conveniente que la charla gire en torno al dinero (no es necesario que él sepa cuánto ganás por mes) o a las enfermedades de tus familiares. Algunas cosas se comparten cuando hay confianza. Si se produce un momento incómodo o tenso en la charla (a causa de una opinión política, por ejemplo), te conviene sortearlo con una broma o una sonrisa: es una manera elegante de salir del paso”, aconseja Faur.

Tené en cuenta que a los hombres les encanta hablar de sí mismos. Entonces, preguntale sobre sus intereses: qué clase de películas le gustan, cuál es su banda favorita, sus destinos de viaje preferidos y de qué club es hincha. Deportes, entretenimientos y viajes son buenos comodines para una conversación. También podés contarle una anécdota divertida de tus vacaciones o del último recital que fuiste.

Ojo: no cancherees. “Evitá mostrarte tan autosuficiente que él sienta que no tiene mucho para darte. Tampoco lo aconsejes ni lo critiques como si fueras un familiar cercano”, recomienda la psicóloga social y counselor Margarita Baumann, directora de la consultora matrimonial For-ever (www.for-ever.com.ar). 

A los 60 minutos: “Okay: me gusta”

Está buenísimo que te sientas cómoda charlando con tu candidato, pero no te zarpes: si le contás tu vida en detalle, él probablemente piense que estás nerviosa o que le das demasiada información, y se va a aburrir o a desinteresar al toque. No es necesario que él se entere de lo mal que te llevás con tu jefe o de que no te bancás a la nueva novia de tu ex. ¿Notás que él se dispersa mientras vos le hablás? Es señal de que tu relato no le resulta muy interesante. Entonces, dale un cierre y hacele una pregunta sobre un tema del que él entienda (rugby, vinos o vuelos low cost, por ejemplo).

Una estrategia para crear una conexión inmediata con él: imitá sus gestos. De acuerdo a un estudio de la Universidad de Oxford (Reino Unido), copiamos los gestos y la cadencia y el tono de voz de las personas que nos atraen. “Eso libera las neuronas involucradas con los sentimientos de empatía, que se ocupan de señalar que los dos están sincronizados”, asegura el neurólogo y psiquiatra Marco Iacobboni, autor del libro Mirroring People (Espejando gente). Esta técnica es más efectiva cuando se da de manera inconsciente: dejate absorber por la charla y vas a imitar naturalmente los movimientos de él, como levantar la copa o sonreír. Si él también te “copia” es que está enganchado con vos. Una actitud de tu chico que evidencia su interés en vos: “Cuando están sentados en la barra del bar, él ubica su pie en la parte de debajo de tu asiento (donde vos apoyás tus pies): de esa forma crea un círculo entre ustedes que refuerza la intimidad y la conexión”, explica Janine Driver, experta en lenguaje corporal.

Otros gestos que delatan que le encantás: “Él te mira a los ojos con frecuencia y cuando lo hace sus pupilas se dilatan. También se inclina hacia vos al hablar, se sonroja y te escucha atentamente aunque vos le hablés de algo intrascendente. Seguramente, las manos o los cuerpos de los dos se rocen ‘por casualidad’”, detalla Baumann.

A los 90 minutos: “Hay química entre los dos”

En esta instancia del encuentro, podés empezar a coquetear con él. Evitá las insinuaciones directas y los gestos explícitamente eróticos, como morderte los labios o humedecerlos con la lengua, o llevarte un dedo a la boca, porque corrés el riesgo de intimidarlo o de parecer desesperada. Apostá a los gestos sutiles. “Las miradas y las sonrisas furtivas son claves”, asegura Baumann. Durante la charla, en determinado momento, podés hablar en un tono de voz un poquito más bajo, para obligarlo a acercarse a vos.

El trago puede ser un elemento de seducción, siempre y cuando sepas cómo usarlo. Cuando estés bebiendo, levantá la vista y sostené la mirada de él: es una clara señal que significa “me atraés”. No tengas todo el tiempo la copa en la mano (es una forma de interponer una barrera entre vos y él) ni juguetees todo el tiempo con el hielo: eso muestra que estás aburrida.

Ahora que ya sabés que todo está más que bien con él, animate a “descontrolar” un poco. No hablamos de algo zarpado, sino de mostrarte más espontánea. Podés hacer un chiste tonto o tararear tu canción preferida cuando van en el auto, por ejemplo. Un poco de desinhibición da la pauta de que te sentís cómoda y también es una luz verde para que él avance.