“No soy taaan FELIZ en mi trabajo”

Mientras que todos a tu alrededor quieren alcanzar el éxito, vos solo deseás que termine tu jornada laboral. Aunque no lo creas, esa falta de pasión tiene un lado positivo.

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“No soy taaan FELIZ en mi trabajo”

En una conferencia en la Universidad de Stanford (Estados Unidos), Steve Jobs, quien fue el genio creativo de Apple, advirtió: “La única forma de triunfar es dedicarte a lo que amás. Si todavía no lo encontraste, seguí buscando”. ¿Eso es válido para todos o solo para ciertos privilegiados? La verdad es que quienes repiten “hacé solo lo que amás” suelen ocupar cargos destacados en grandes empresas o son emprendedores exitosos que predican desde la comodidad de ese sofá llamado “éxito”. ¿Qué pasa si, como la mayoría de los empleados, tenés un trabajo “normal”, cobrás un sueldo promedio y realizás tareas que no te resultan tan apasionantes? ¿Estás condenada a ser infeliz o sentirte frustrada? “La insatisfacción laboral es una respuesta emocional negativa, un rechazo que se relaciona con el tipo de tareas, las condiciones laborales y la estructura de personalidad”, explica la psicoanalista Mónica Cruppi, de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

La idea de dedicarte solo a lo que te apasiona pretende ser motivadora, pero la realidad es que no todos van a conseguir el empleo de sus sueños. Vos, como cada persona, contás con determinadas condiciones que impulsan (o no) tu carrera laboral: tus habilidades, tu inteligencia, tu formación y tus contactos sociales cuentan (y mucho) a la hora de dar con el puesto ideal. Cuando escuchás el discurso “tengo éxito porque seguí mi corazón”, corrés el riesgo de creer que no avanzás laboralmente porque no te apasiona tanto lo que hacés, en vez de evaluar si desarrollaste las habilidades necesarias para triunfar.

Te conviene ser realista: sabé que incluso cuando te dedicás a lo que te apasiona, tenés momentos de aburrimiento o de hastío. En un escenario ideal, el 70% del tiempo hacés lo que te gusta y el 30% no la pasás tan bien. Según los especialistas, el tedio es parte del progreso: nadie consigue ser feliz y exitoso todo el tiempo. “Siempre habrá períodos en los que vas a sentirte agobiada, cansada y colapsada por el trabajo, y seguramente en esos momentos quieras buscar una nueva oportunidad laboral. Antes, deberías plantearte cuáles son tus objetivos y luego evaluar todas las variables para saber si es el momento adecuado para cambiar de trabajo”, advierte Pablo Molouny, asesor externo de Trabajando.com (www.trabajando.com) para la Argentina. “Tratá de ver qué pasa dentro y fuera de la empresa: si hay posibilidades de pedir un traslado o de conseguir trabajo en otra compañía. Así vas a tener más claro si te conviene irte o quedarte, y cuál será el costo de tu decisión”, dice Cruppi. Si decidís irte, en el portal de empleos de Cosmo (empleos.cosmo.com.ar) vas a encontrar cientos de ofertas laborales.

NO PAIN, NO GAIN

Sin sacrificio no hay ganancia. Trasladado al plano laboral, eso implica que quizá debas esforzarte muchísimo durante años para, finalmente, lograr un puesto que te permita decir: “Amo lo que hago”. ¿Creés que semejante inversión valdrá la pena? No deberías renunciar al derecho a una carga horaria justa, a un salario acorde al del mercado y a un ambiente que estimule el desenvolvimiento personal y profesional en pos de un eventual ascenso. Considerá que la historia no siempre tiene un final feliz: en el momento de las promociones, quizá otro empleado se quede con el trofeo mayor. Moraleja: la búsqueda de la felicidad en el trabajo es positiva, pero no podés concentrar todas tus expectativas en un solo aspecto de tu vida.

Estar un poco insatisfecha con tu empleo tiene su lado bueno: la experiencia demuestra que a partir de una crisis se realizan cambios, ya que los problemas obligan a buscar alternativas. Después de atravesar una tormenta, vas a descubrir que desarrollaste nuevas habilidades y aprendiste lecciones para el futuro.

BUSCÁ ALTERNATIVAS

Okay: tu trabajo no te encanta, pero eso no significa que tengas que salir corriendo a repartir tu CV. Antes te conviene agotar todas las posibilidades. Cuando tu única decisión es cambiar de trabajo, optás por una solución simplista y de corto plazo: nada te asegura que en el nuevo empleo no vayas a tener momentos de desgano o de conflicto.

En vez de proponerte hacer solo lo que amás, buscale un aspecto positivo a las tareas que realizás la mayor parte del tiempo (como interactuar con clientes, resolver problemas o armar proyectos). También te conviene comenzar a “repartir” tus demandas de felicidad en otras cosas: hacé actividades placenteras, como reunirte más seguido con tus amigas o tomar clases de algo que te resulte interesante. Al sumar logros en otras áreas de tu vida (te recibiste, te independizaste, planeaste el viaje soñado), un empleo no tan atrapante será la parte menos excitante de tu mundo, y eso tampoco es tan grave (no podés ganar en todo).

Si tu trabajo te aporta conocimientos, experiencia y contactos, frená el impulso de huida y proponete sacarle el máximo provecho. Pensá que no siempre estás en condiciones de elegir: si recién te recibiste y tenés que pagar el alquiler de tu departamento, seguramente este no sea un buen momento para patear el tablero laboral. No será el puesto de tus sueños, pero te permite alcanzar otros objetivos importantes. Pensá en eso la próxima vez que quieras presentar la renuncia.

Algunos (MALOS) motivos para cambiar de empleo

No querés tener más jefes. Cuando te convertís en autónoma, pasás de tener un jefe a un montón, que serán tus clientes.

Ojo con el espejismo de la “libertad para crear”, porque siempre hay alguien que tiene la última palabra y suele ser quien invierte.

Aumentaron tus responsabilidades, pero no tu salario. En vez de renunciar, aprovechá para acumular conocimientos y
sumar puntos mientras llega
la ansiada promoción.

Estás agotada. ¿Física o mentalmente? Porque en cualquiera de los casos, eso se arregla con vacaciones.

Ascendieron a una colega y no a vos. Por frustrante que sea, entender por qué la prefirieron a ella te ayudará a conocer el criterio de selección y a prepararte mejor para el futuro (ya sea en esta o en otra empresa).

Algunos (BUENOS) motivos para cambiar de empleo

La empresa no reconoce tus logros ni tampoco tus habilidades: te encargan tareas que no son de tu competencia. Cuando te dedicás a hacer cosas que no dominás, es raro que te sientas idónea. Y eso puede afectar tu autoestima.

Pasás la mitad de tu tiempo de trabajo en tareas
que no te hacen feliz ni te aportan nada.

Te enfermás muy seguido. Cuando el nivel de exigencia profesional es demasiado alto, no hay inmunidad que resista.

Tus compañeros y jefes son infumables. Es fundamental tener una buena convivencia laboral. En caso de que haya un conflicto permanente, evaluá la posibilidad de pedir un pase a otra área.

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