“No sabía que estaba embarazada”

Aunque parezca mentira, algunas chicas no se dan cuenta de que esperan un bebé hasta el momento en que rompen bolsa. ¿Cómo es posible que pase algo así?

Laura Ferré

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“No sabía que estaba embarazada”

¿Los mareos, el aumento de peso y las “pataditas” del bebé pueden pasar inadvertidos durante nueves meses? Es lógico que sientas asombro, incredulidad o estupor al conocer las historias de mujeres que entraron en trabajo de parto sin saber que estaban embarazadas, ya sea porque los síntomas específicos brillaron por su ausencia o porque las futuras mamás se confundieron al reconocerlos (los movimientos fetales pueden ser interpretados como retorcijones).

¿Pensás que se trata de casos muy excepcionales? No tanto. La docuserie No sabía que estaba embarazada (en el país se emite por Discovery Home & Health) muestra ejemplos de chicas de distintos países que vivieron esa situación. Cada emisión incluye opiniones de especialistas que se encargan de evaluar las circunstancias y de desentrañar las causas médicas escondidas en los casos. El programa lleva cuatro temporadas en el aire.

Ese tipo de episodios no es algo que se da en un escenario geográfico específico. Según un estudio publicado en la revista científica Journal of the Royal Society of Medicine (Revista de la Sociedad Real de Medicina), en el Reino Unido una de cada 475 embarazadas no percibe su estado hasta la semana 20 de gravidez, y una entre 2500 lo descubre en el momento del parto. En Francia se estima que se dan entre 600 y 1800 casos al año, mientras que un estudio serbio revela que una de cada 7225 gestaciones es desconocida por la madre hasta el momento de dar a luz.

“Por increíble que pueda parecer, la negación del embarazo existe. Uno de los síntomas más llamativos es que esa condición no se hace evidente en el cuerpo de la mujer. A menudo la pareja o los familiares no notan ningún cambio físico en ella ni siquiera los días previos al parto. En mi vida profesional he conocido dos casos de mujeres cuyos embarazos se diagnosticaron prácticamente en el momento en que asomaba la cabecita del bebé. Y una de ellas ya había sido madre anteriormente: conocía la experiencia”, asegura la psiquiatra española Ibone Olza, especialista en Psicología Perinatal y autora del libro Maternidad y salud. Ciencia, conciencia y experiencia.

¿Quién llamó a la cigüeña?

El 10 de julio de 2013, Sofía Pérez fue a la guardia del sanatorio Las Lomas de San Isidro a causa de los intensos dolores abdominales que sufría. “Entré caminando y avisé que sentía una pelota entre las piernas. Una médica de guardia me revisó, me agarró la mano y me dijo que necesitaba que yo me mantuviera tranquila y que hiciera fuerza”, relató la estudiante de Psicología de 23 años a la prensa. A los pocos minutos nació Milagros. “Escuché el llanto, pregunté qué era eso, y me respondieron ‘tu bebé’. No lo podía creer”, contó. Sofía había tenido pérdidas durante el embarazo, a las que confundió con su período. Cuando en los primeros meses tuvo vómitos frecuentes y dolores en la espalda, fue al gastroenterólogo. Me realizaron una endoscopia y no salió nada. Un día me descompuse y en la guardia del sanatorio me hicieron un test de sangre para saber si estaba embarazada: dio negativo”, especificó la estudiante. “Los médicos me dijeron que tal vez mi beba se alojó detrás de los órganos”, dijo Sofía. Algo similar le sucedió a Daniela Belcecchi un año antes: fue con su mamá al Hospital de Wilde por un supuesto cuadro de peritonitis, y salió de ahí con Joan, un bebé de más de tres kilos y medio, en brazos. La estudiante de Medicina de 23 años contó en su momento: “Cuando la médica me dijo que yo iba a dar a luz, me quedé en shock. Nunca tuve un solo síntoma, y nadie lo notó. Los jeans, los corpiños y la ropa me quedaban perfectos”.

¿Realmente existen embarazos que se desarrollan sin dar señales? Según los especialistas, algunas situaciones pueden dar lugar a interpretaciones confusas:

La mujer cree que tiene el período, pero en realidad se trata de una pérdida. Durante la gestación es normal que aumente la fragilidad de la mucosa vaginal, y por eso sangre luego de tener relaciones sexuales, por ejemplo. También hay pérdidas cíclicas de origen hormonal. “Pueden ser mínimas, pero ahí entra en juego la subjetividad y lo que cada una considere como menstruación”, asegura la ginecóloga Eugenia Arroche, del Servicio de Obstetricia del Hospital General de Agudos Doctor Teodoro Álvarez.
  Se atribuye la falta de menstruación a otras cuestiones: la obesidad y la delgadez extremas, un nivel alto de estrés y la actividad física muy intensa son algunos factores que pueden provocar la ausencia del período.
  Algunas mujeres tienen úteros en retroversión: están ubicados más hacia atrás, en lugar de estar orientados al pubis. “En esos casos puede que ese órgano crezca en dirección a la columna hasta el quinto o sexto mes de embarazo”, precisa la ginecóloga. O sea: la panza no es notoria como lo es habitualmente durante la gravidez.

“Esto no me está pasando”

Para algunos médicos, es prácticamente impensable que una mujer no se dé cuenta de que está esperando un bebé. “Durante el embarazo, el útero aumenta 20 veces su tamaño, como si fuera un globo que se va inflando gradualmente: es un cambio imposible de encubrir. Además, en el sexto o séptimo mes de gestación, el hipo fetal hace que la panza ‘salte’. A partir de la semana 20 se registra también una mayor movilidad nocturna del bebé”, afirma el ginecólogo y obstetra Nicolás Tupa, de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina y fellow del American College of Obstetricians and Gynecologist (Colegio de obstetras y ginecólogos de los Estados Unidos).

Los especialistas aseguran que cierto nivel de desconexión emocional de la mujer con su cuerpo puede ser la causa por la que no sienten los movimientos del bebé. Mapas familiares complejos, situaciones traumáticas y heridas del alma cobran la fuerza necesaria para silenciar embarazos. “Muchas chicas muy jóvenes vienen casi con miedo de ser retadas por los profesionales que las atendemos. Aseguran tener un atraso de pocos días, pero al revisarlas se palpa un embarazo de cinco o seis meses”, cuenta Arroche. La ginecóloga asegura: “Existe una íntima relación entre las hormonas y las emociones, y los síntomas de gravidez no son la excepción. Algunas mujeres aseguran que no sienten a su bebé (de hecho, no tienen una panza notoria), pero cuando ven a su hijo en una ecografía, de pronto empiezan a percibir todo”, concluye.

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