¿Por qué el varón es tan sensible a las caricias en su zona sur? “Es una vuelta a los orígenes. Le recuerda sus primeros encuentros sexuales y la anticipación que sentía”, explica la sexóloga Sadie Allison, autora del libro Tickle His Pickle (Cosquillas a su pepino). Tus manos son capaces de generarle a tu hombre una sensación diferente a la de la penetración o la del sexo oral: una movida handmade puede hacerlo explotar de placer.

Pero eso no es todo: los especialistas consideran que ese tipo de estimulación es el mecanismo de aprendizaje erótico más eficaz. Según explican, se trata de una modalidad sexual más relajada y lúdica. “Tiene la enorme ventaja de quitar del medio el ansia por la penetración, que preocupa tanto a algunos varones. Además, es un buen modo de saber qué excita al otro”, explica la psicoanalista Ana Delgado, autora del libro Enigmas de la sexualidad.

La frase “Olvidate de todo y dejame a mí” tiene efectos mágicos. A tu hombre le fascina que acaricies su paquete, y no solo por las razones obvias: además del placer que eso le provoca, a él le enloquece cederte el control y entregarse a tus manos sin saber qué vas a hacer a continuación. “El varón se deslumbra con su erección y la celebra. Por eso, para algunos, esta práctica ocupa el primer puesto en el ranking de preferencias eróticas. Su mayor disfrute es que su pareja le toque los genitales”, explica el psquiatra y sexólogo Adrián Sapetti, titular del Centro Médico Sexológico.

Ahora que ya lo sabés, ¡manos a la obra!

Llevalo al éxtasis en solo 4 pasos

1. Creá expectativa

Empezá por tocar su paquete por encima del jean. “La sensación amortiguada a través de la tela es sumamente excitante. Con delicadeza, frotá y aplicá presión”, recomienda Allison. A continuación, sacale el pantalón y acaricialo por encima del slip. Hacé todo lentamente: cuanta más sangre se acumule en los genitales, más intensas serán sus sensaciones.

2. Pedile precisiones

“¿Está bien así? ¿Más lento o más rápido?”. Mientras lo estimulás, no dudes en consultarle. También podés colocar la mano de él sobre la tuya para que te guíe en la tarea.

3. La variedad es clave

Cada tanto cambiá la intensidad de la presión o el ritmo. Prestá atención a sus reacciones para ver qué es lo que más le gusta. Podés tomar su miembro y deslizarlo entre tus palmas (como si estuvieras amasándolo), masajearlo o pellizcarlo muy delicadamente. O apilar una mano sobre la otra y moverlas alternativamente en direcciones opuestas.

Otra variante: mientras acariciás el pene con una mano, usá la otra para frotar con delicadeza sus testículos.

4. El toque magistral

Cuando notes que la excitación de él está en su punto máximo, concentrate en el glande (la cabeza del pene): esa zona de su miembro posee la mayor cantidad de terminaciones nerviosas. Untá tus manos con lubricante y deslizá tus pulgares sobre la piel del frenillo o por el borde que separa el glande del tronco. Cuando él esté a punto de cruzar la meta, presioná el tercio superior de su miembro y mové rápidamente tus manos hacia arriba y hacia abajo.