Estás cansada de Tinder, de las citas a ciegas y de las desilusiones. Lo que realmente tenés ganas de hacer es ir de compras, escuchar el último CD de Alejandro Sanz, compartir una cheesecake, hablar de problemas propios y ajenos, y terminar chapando. Por si no te diste cuenta: todo lo que mencionás se refiere a una amiga (con ciertos “privilegios”, claro). ¿Sorprendida? Los jugueteos entre chicas son cada vez más usuales. Hace pocas semanas, Miley Cyrus confesó: “No todas mis relaciones han sido heterosexuales”. Cara Delevingne y Kendall Jenner aseguran que tienen una amistad “muy especial”. Pero ninguna de ellas se define como lesbiana. “Ahora está más permitido explorar la sexualidad y se le da lugar al deseo con más naturalidad. Las chicas toman impulso, alentadas por las prácticas que se ven en los medios y en las redes: la publicidad juega con la ambigüedad sexual, las ficciones incluyen encuentros y amor entre mujeres, y muchas chicas muestran sus acercamientos con amigas en fotos y videos que después suben a Internet. Esa naturalización tiene una consecuencia lógica en la vida cotidiana”, asegura la psicóloga Abigaíl Rapaport, docente del Centro Latinoamericano de Constelaciones Familiares y Soluciones Sistémicas (www.constelamerica.com.ar).

Según los especialistas, no se trata de una “moda”. “Aún hoy las lesbianas son discriminadas: nadie optaría por esa elección sexual solo por seguir una tendencia, ya que hay muchas barreras que vencer”, afirma Rapaport.

Ser (gay) o no ser

Muchas mujeres disfrutan del sexo casual con otra mujer. Se trata de chicas heteroflexibles (así se las define) que mantienen (o anhelan) relaciones sólidas con varones, pero tienen una “amiga con beneficios”. “La adolescencia y la primera juventud son momentos de exploración y de preguntas que pueden plantearse en un plano simbólico o en el de la acción. Eso no significa que haya una elección asumida: la identidad sexual no se define de un día para el otro, sino que se construye”, explica el psicoanalista Pedro Horvat, de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

“Se trata de un fenómeno extendido”, dice la investigadora Chelsea Reynolds, responsable de diversos estudios sobre Género y Sexualidad de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos). Ella y su equipo comprobaron que muchísimas chicas que quieren tener una experiencia íntima con otra mujer no solo buscan sexo, sino también cumplir con ciertos rituales del universo femenino, como ir a la peluquería o almorzar juntas. A modo de ejemplo, el estudio de Reynolds incluye algunos testimonios de chicas en distintos sites de citas on-line: “Las mujeres son suaves, como un caramelo que se deshace en la boca”, define una. “Tengo 36 años y estoy casada con un hombre. Deseo una chica linda que me haga sentir mariposas y orgasmos”, explica otra. La misma Reynolds está en una relación monógama con un hombre, pero dice que le atraen las mujeres porque ellas saben cómo satisfacerla. “Eso no necesariamente te hace gay. Se lo expliqué a mi pareja: ‘Estoy muy comprometida con nuestra relación, y me encanta tener sexo con vos, pero te falta una cosa, y es una vagina’”, cuenta.

LO QUE ELLAS QUIEREN

En la Argentina no hay estadísticas que permitan saber cuántas mujeres se consideran bisexuales y lesbianas. Solo se conoce que, según un relevo hecho por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos en el año 2010, en el país hay 24.228 hogares formados por personas del mismo sexo (el 0,33% de la totalidad de parejas), de los cuales el 58,3% están integrados por mujeres. Pero este número no puede ser tomado como una estimación de la cantidad de gays y lesbianas que hay en el país, ya que solo registra a aquellos que conviven.

En 1995, la psicóloga Lisa Diamond, profesora de la Universidad de Utah (Estados Unidos) y autora del libro Sexual Fluidity (Fluidez sexual), empezó a investigar las orientaciones sexuales de un grupo de mujeres de entre 16 y 23 años: el 72% admitía “ambigüedad” en torno a etiquetas tradicionales como “gay”, “hétero” y “bisexual”. “Algunas lesbianas se habían enganchado con su mejor amigo varón, mientras que varias chicas heterosexuales tienen una historia con su amiga. Conforme los años pasan, queda claro que estas no son excepciones, sino comportamientos usuales”, asegura la especialista.

“En todos los casos, se trata de mujeres que están ejercitando su autonomía: eligen con quién estar, y dan lugar a lo que sienten y a lo que desean”, dice Horvat.

La mayoría de las veces, el contacto entre mujeres obedece a la necesidad de estar con alguien sin mayores presiones: las dos quieren pasar un buen momento y descubrir qué les gusta y qué no. “Cada una vuelve de esa exploración modificada: en algunos casos se podrá seguir con la vida normalmente, pero en otros quizá sea el comienzo de un cambio”, advierte Rapaport.

“En el futuro, las etiquetas van a morir”, asegura Diamond. Hoy tenés libertad para gozar como mejor te plazca. Recordá: en la medida en que te aceptes a vos misma y te sientas bien, no importan los rótulos.

¿TE GUSTARÍA ESTAR CON OTRA CHICA?
Hacete las siguientes preguntas:

1. ¿Quiero tener un trío o estar con una mujer a solas? Si es lo segundo, sé honesta con tu novio. Quizá no lo sientas como un engaño, pero él podría verlo de esa forma.

2. ¿Me estoy cuidando? 
Esto es solo una amigable advertencia: te recordamos que podés contagiarte Infecciones de Transmisión Sexual tanto de varones como de mujeres. Acostumbrate a la profilaxis durante el sexo oral.

3. ¿Tengo ganas de salir con una mujer? Si es así, hacelo. Pero no estás obligada a definirte como lesbiana o bisexual.