La chica más salvaje
Acostate boca arriba, apoyate sobre los antebrazos, y ubicá tus piernas sobre los hombros de él (es más fácil de lo que parece). Él tiene que sujetarte de los muslos para que ganes estabilidad. Eso permite una acción directa sobre el Punto G y el acceso al clítoris : ¡orgasmo garantizado!
Cabalgata en llamas
Mientras él disfruta de una visión privilegiada, tomá el control de la situación: movete de manera tal que su miembro solo estimule el primer tercio de la vagina. Cuando estés on fire, andá más profundo.
Sorpresa vertical
Colocá varios almohadones debajo de tu cola y ubicá tus pies sobre los hombros de él. Esto le permitirá la estimulación de tu Punto G y, de paso, vas a hacer una sesión de abdominales. ¡Beneficios múltiples, baby!
¡Átame!
Pedile que deslice una pashmina o una bufanda a la altura de tus caderas y sujete los extremos: así va a tener el control de la penetración y del movimiento. Cuando quieran algo más intenso, él solo tendrá que acortar las riendas.






















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