Después de meses de acusaciones y un proceso judicial prolongado, un tribunal federal de Los Angeles declaró culpables de plagio hacia Marven Gaye a Robin Thicke y Pharrell Williams, que reventaron las listas de ventas con su pegajoso y polémico tema Blurred Lines en 2013.
El problema es que es una copia del Got To Give It Up (1977) y por eso deberán pagar 7,3 millones de dólares por el delito.
El corte vendió 4,6 millones de copias en todo el mundo. Tanto Thicke como Williams ingresaron más de cinco millones cada uno por las ventas del tema, además de los entre cinco y seis millones que se llevó la discográfica.
Aunque ambos han declarado por activa y por pasiva que su canción nada que tuvo que ver con el tema de Gaye, fallecido en 1984, el abogado de los descendientes del cantante, Richard Busch, presentó ante un jurado popular pruebas de que ambos se habían referido a Gaye a la hora de componer la canción.
Además, en el juicio compareció un musicólogo que probó que al menos había ocho elementos coincidentes entre ambos temas, incluyendo el uso del bajo, los teclados y la estructura, suficiente como para convencer al jurado del plagio.





















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