Las mujeres nos empezamos a preocupar por nuestra piel cuando notamos las primeras líneas de expresión, o algún cambio en la pigmentación, o cuando nos salen granitos. Durante la adolescencia y la década de los 20 años creemos que no lo necesitamos. ¡Error! Porque es durante esa etapa que tenés que sentar las bases del cuidado de tu piel: la rutina que vas a seguir de manera fiel y constante, tal como alimentarte correctamente, tomar mucho agua y limpiar y nutrir el cutis para que se mantenga saludable.
Para que luzca impecable, tenés que limpiarlo a diario, exfoliarlo una vez a la semana (o de acuerdo a lo que te recomiende tu dermatólogo por tu tipo de piel), quitarte el maquillaje (sí o sí) antes de acostarte, humectarlo y usar protector solar siempre.
De esta manera evitarás que el paso del tiempo deje huellas difíciles de borrar en tu rostro y conservarás la luminosidad de tu juventud por mucho más tiempo.



























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