Un proyecto está en peligro. Erraste en los cálculos. No llegas a tiempo con una tarea prometida. Metiste la pata al difundir información confidencial… No desesperes y seguí estos pasos:
1. No magnifiques: Ante un dilema o una situación angustiante, no pierdas de vista que eso no involucra tu vida entera. Es solo una parte y, probablemente mínima y pasajera.
2. Respirá: ¿Viste que cuando estás muy desesperada te sentís ahogada o decís que tenés “el agua al cuello”? Bueno, es precisamente porque con la angustia cambia la calidad de tu respiración. Inspirá profundo y soltá el aire despacio, hasta que sientas que tu ritmo cardíaco se normaliza.
3. Planificá: Tal vez no te parezca algo fácil de lograr ahora que estás mal, pero tenés que poner voluntad para ver el objetivo y encontrar los pasos que te van a llevar hasta él. Si los escribís, mejor: eso hará que los veas como reales. Por supuesto, no te pongas objetivos imposibles ni te sobrecargues de tareas. Y a medida que las cumplas, andá tachándolas.
4. Pedí ayuda: Cuesta, pero hay que hacerlo. Es preferible que reconozcas que no podés con todo, que sentirte frustrada si no cumplís tus plazos o tus objetivos. Alguien inteligente delega tareas, no las hace todas.
5. Controlate: No pretendas lograr todo en tiempo récord. Necesitás descansar para ver el panorama con claridad. ¡Ponete límites, superchica!
6. Amigate con vos: No te boicotees con pensamientos negativos ni te compares con gente que creés que tiene más suerte o talento. Vos sos vos: hacé lo que puedas y como puedas.

















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