Trabajás mucho. Mientras tus amigos y tu novio se divierten, vos estás concentrada en algún desafío laboral. Y eso, que te trae beneficios y te  posiciona mejor en la empresa, puede generarte inconvenientes si no ponés límites. “Es posible mantener un equilibrio entre lo personal y lo profesional. Cuando no se logra, la clave es reconocer que hay un problema: no es natural que priorices siempre el trabajo. Necesitás estrategias para repartir mejor la energía entre el universo doméstico y el laboral”, aconseja el coach de carrera Bill Butterworth en su libro Balancing Work & Life (Equilibrar trabajo y vida). Te damos algunos tips para lograrlo.

#1 Establecé prioridades
Armá una lista de tareas pendientes y decidí cuáles qué puede ser resuelto al día siguiente. En la oficina, evaluá las ventajas y los contras de dedicarle demasiado tiempo a un tema concreto.“Quizá en un día tengas tres reuniones en las que se discuten los mismos proyectos. Tratá de no ir a todas: explicá que los temas del meeting ya fueron conversados y que necesitás usar ese tiempo para resolver cuestiones más urgentes. ¿A qué encuentro te conviene asistir? El que cuenta con la presencia de un jerárquico siempre es prioritario. En los otros casos, avisá que no vas a poder ir y pedí un resumen de lo conversado”, explica Célia Leão, experta en etiqueta empresarial y autora del libro Buenas maneras de la A a la Z.

#2 Resguardá tu tiempo libre
Los celulares te dan la posibilidad de seguir conectada bicicleta fija. Eso es una trampa: cuanto más tiempo entregues a tu trabajo, más te pedirán. “La tecnología y las nuevas formas laborales inducen a no distinguir entre el tiempo libre y el laboral: la gente suele resolver temas de trabajo desde el celu o la laptop cuando está de vacaciones”, asegura la psicóloga Andrea Churba, autora del libro Business Therapy. ¿Cómo hacer para que esto no suceda? Avisá que durante las vacaciones te vas a un lugar sin Internet. Si estás en el gimnasio, dejá el celu en el locker. “El espacio de uno lo cuida uno. Si para vos tu fin de semana o un almuerzo familiar es importante, preservá ese espacio”, recomienda Churba.

#3 Aprendé a decir “no”
No hay que naturalizar la idea de que “un buen fines de semana tenés que cumplir alguna obligación laboral, quizá sea momento de tener una charla con tu jefe y explicarle que te están sobrecargando de funciones. “Ser responsable no significa decir ‘sí, lo hago’, sino también hacerte cargo de una negativa. Si no podés asumir una tarea que te encargan, buscá recursos para que se haga de otra manera”, aconseja Churba. Tal vez puedas proponerle a tu superior trabajar por objetivos: deberían acordar un esquema de horarios flexibles que te permita cumplir con tus obligaciones en término y estar más tiempo en tu casa.