La cantante armó un festejo con bandas en vivo en su casa de California, que duró hasta la madrugada. El problema fue que como era día de semana, ¡un martes!, sus vecinos se quejaron por los ruidos y cayó la policía en la casa de Selena.
Los agentes le pidieron a la ex de Justin Bieber que suspendiera la fiesta y ella, de la mejor manera que pudo, despidió amablemente a sus invitados para no tener problemas en el vecindario, ¡o con la ley!
Al día siguiente, la morocha subió una foto a su cuenta de Instagram para mostrar la “mágica” noche que había pasado con amigos.





















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