Por qué te conviene salir con un cuarentón
Chica Cosmo que estás cansada de los histeriqueos propios del joven argentino promedio: es el momento de probar nuevos terrenos. Concretamente, buscate un hombre hecho y derecho, como uno de las cuatro décadas. Siendo yo mismo un exponente de esa franja de la vida –es decir, con conocimiento de causa–, puedo contarte varias razones por las cuales tenés que empezar a mirar con otros ojos a los que te llevan varios otoños.
Para empezar, olvidate de que un cuarentón vaya a engañarte, salvo que te hayas enganchado a un pariente directo de Cacho Castaña. Para él, vos sos el premio mayor, ¿para qué va a buscar a alguien más, si ya consiguió a una péndex? Vas a evitar el desgaste de hacerte la cabeza cada vez que le llegue un tuit, o que te suspenda algún encuentro, ya que las fichas están puestas en vos. Relacionado con eso, es muy difícil que te sientas amenazada por la ex de tu novio maduro: ella no es competencia. Lo más probable es que tenga la cola caída y esté encerrada en el gym tratando de levantarse al profe de la sala de aparatos.
Los hombres de 40 estamos más curtidos emocionalmente, ya nos pasaron casi todas, y no tenemos ganas de meternos en un bolonqui. Es decir, no vamos a cambiarte los tantos ni a plantearte dudas existenciales sobre la pareja cada fin de semana, para que tengas que ir llorando a la casa de tu mamá. Sí vamos a querer el sofá despejado para ver el partido del fin de semana, pero eso no creo que te complique mucho.
Un as en la cama
Cualquier macho alfa de 40, solo por el millaje acumulado, ya tiene una cierta idea de lo que hay que hacer, y lo que no, en un encuentro amoroso. Por ahí, no es un depredador de las sábanas, pero sería raro que siga siendo el torpe o ansioso de los 20. Y tampoco está tan cascoteado como para no rendir lo suficiente, che.
Además, el hombre es orgulloso en lo físico. Si tiene la suerte de engancharse a una de veintipico o de treintaytantos, va a querer emparejar la situación haciendo deportes. Se va a anotar en el gimnasio o va a volver a correr un par de veces por semana. Capaz, hasta suspende las medialunas. Resultado: va a estar mejor de como lo conociste.
Por último, pero no menos importante, tu novio mayor va a ser solvente. Se supone que a esa edad ya se hizo de una posición, salvo que sea un hippie eterno. Tendrá su autito y una tarjeta de crédito para salvar cualquier situación o contingencia (por caso, una abultada cuenta en un restó de Puerto Madero). Basta de esos pibes con los que tenés que subir al colectivo, o peor aún, bajarte porque la tarjeta SUBE tiene saldo negativo. Y mejor no mencionar a los que te dicen: “¿Pagás vos? Es que mi viejo no me tiró ningún billete…”.
Te canto los 40
Supongo que con estos contundentes argumentos ya mirarás con otros ojos a los que puedan llevarte una década o más –salvo, claro, que sea panzón, pelado y le cueste agacharse–. Si te encara uno así, tipo Homero Simpson, tenés todo el permiso para decirle: “Te agradezco la propuesta, pero a mí me gusta sufrir con los más chicos. Amo a Justin Bieber”.



















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