“¿Cuál de ustedes es el varón?” y otros prejuicios bobos…
Nos habíamos juntado a almorzar con mi familia. En cierto momento surgió el tema de las lesbianas. Una tía me preguntó en voz alta: “Ariel, ¿cuántas hay en el mundo?”. “334 263 984”, le respondí. ¡Chisteee! En realidad, le dije: “No sé”. Y me sentí extraña, como si tuviese un cartel inmenso sobre mi pecho que dijera “¡Lesbiana!”. Y ese es el primer malentendido del que quiero hablar.
MITO 1
Las lesbianas aman el sexo oral: es su especialidad. Ninguna de estas dos consideraciones es verdad. Algunas chicas no le dan demasiada importancia al asunto. Este mito nos lleva a la gran pregunta: ¿cómo tienen sexo dos mujeres? Ah, ¡el misterioso erotismo lésbico! ¿Conocen las partes íntimas femeninas? Traten de ponerlas juntas de todas las formas posibles y, si quieren, sumen algunos sex-toys. En la práctica hay bastante ensayo y error.
MITO 2
En una pareja de mujeres, una es “el hombre”. Mucha gente asume que en un vínculo hay papeles asignados. Quién sería “el varón”? ¿La persona que está arriba durante el sexo? ¿La que suele conducir el coche? ¿La que paga las cuentas más a menudo? Conozco muchas relaciones hétero en las que la mujer asume esos roles.
MITO 3
Las chicas gays odian a los hombres. Las mujeres que suelen quejarse de los varones son heterosexuales. Usualmente, una persona odia a otra porque esta le niega algo que ella le pide. Las lesbianas no necesitamos eso que solo un varón podría darnos.
MITO 4
Es más fácil establecer una relación homosexual femenina que una heterosexual, porque una mujer entiende a otra. Ningún vínculo es sencillo. Imaginá una relación de dos personas pasivo-agresivas, Sí, se parecen, ¡pero la relación sería horrible! Y aprovecho para derribar otro mito ofensivo: no “nos volvimos” lesbianas porque les resultamos poco atractivas a los hombres. Tampoco fuimos maltratadas por un tipo y por eso cambiamos de gustos.
Ahora, hablemos de algo que nadie quiere admitir, pero que es verdad. Un “mito” que no es tal
Todas las mujeres gays quedan emocionalmente involucradas con sus exparejas. Es cierto. Hace poco, mi amiga Amy se despertó en la mitad de la noche y descubrió a su novia llorando mientras hablaba por teléfono con su ex. Una persona heterosexual seguramente diría algo como “¿Qué cuernos hacés?”, pero Amy entendió y preguntó amablemente: “¿Ella está bien?”. Conozco dos lesbianas que están en relaciones felices, pero siguen en contacto con sus ex.
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