Eugenia, una licenciada en Marketing de 30 años, se sentía estancada. “Me recibí, conseguí un empleo relacionado con lo que había estudiado y, aun así, no estaba conforme con mi vida profesional. Lo que me faltaba para sentirme realizada era viajar. Pero cada vez que surgía la posibilidad de hacer un viaje por trabajo, enseguida me entusiasmaba con la idea, pero terminaba enfermándome a último minuto y debía cancelar”, explica. Si bien para Eugenia viajar era sinónimo de progreso, dentro de su familia esa palabra no tenía el mismo significado. Luego de hacer una constelación familiar, comprendió que en su árbol genealógico los viajes estaban vinculados al desarraigo y al dolor. “Mis bisabuelos fueron inmigrantes. Llegaron a la Argentina en barco, escapando de la guerra y con el sueño de construir un futuro mejor. Pero el exilio y la separación de su tierra natal y de sus seres queridos marcaron un antes y un después en sus vidas, a tal punto que todo ese dolor se transmitió de generación en generación”, revela ella. Desde aquel momento, su conflicto cobró un sentido diferente y pudo ver su realidad desde otra perspectiva.
Al igual que Eugenia, muchas personas que se encuentran estancadas en situaciones emocionales deciden recurrir a las constelaciones familiares para resolver sus problemas. “Permiten solucionar todo tipo de enredos: desde definir una orientación vocacional hasta descifrar conflictos de pareja, de herencias o laborales. El principio de esta alternativa terapéutica, creada por el alemán Bert Hellinger, se basa en que nuestro estado psíquico y físico es la consecuencia de una realidad particular que viene de tiempo atrás”, explica la licenciada Jazmín Gulí, especialista en constelaciones familiares en la Argentina y autora del sitio www.amorenorden.com.*
Una herencia pesada
“Las constelaciones familiares unen lo que estaba erróneamente separado y separan lo que estaba erróneamente unido”, resume la licenciada Adriana Goldemberg, especialista en discapacidad y en constelaciones familiares. “Una de las premisas fundamentales de este abordaje psicoterapéutico es que los hechos que hayan ocurrido en generaciones anteriores están presentes de manera inconsciente en cada persona. Por eso, aquellos asuntos que no se hayan resuelto en el pasado, volverán a repetirse hasta que se hayan completado”, aclara Goldemberg. ¿Cómo puede influir un episodio del pasado en una problemática actual? Mucho, y Bianca, una estudiante de Derecho de 25 años, puede dar testimonio de ello. “Si bien sabía que no le debía nada a nadie, tenía una sensación de estar constantemente en deuda con los demás. No podía estar en paz. Después de hacer una constelación familiar, supe que mi abuelo debió escaparse del pueblo donde vivía porque estafó a varios de sus vecinos. Tanto su huida como la vergüenza y la culpa que sintió en aquel momento fueron transmitidas hacia mí”, cuenta. Según Goldemberg, “esto sucede cuando, sin proponérselo, algún miembro de una generación posterior se identifica con un familiar y ocupa su lugar. Las constelaciones ayudan –justamente– a revelar estas dinámicas ocultas para que cada integrante ocupe el espacio que le corresponde y el sistema pueda estar en orden. De lo contrario, la persona arrastra un malestar, se siente desorientada o estancada en su rumbo personal”.
¿Cómo es la metodología?
Existen varias maneras de hacer una constelación familiar. Podés hacerla en talleres grupales o en la intimidad de un consultorio, utilizando hojas de papel o muñecos. Más allá de los estilos, la estructura es siempre la misma: hay un consultante que trae un problema y un facilitador o constelador, que intenta “mirar” tanto a esa persona como al sistema familiar del que forma parte. Antes de comenzar, el participante debe concentrarse en qué es lo que necesita solucionar y, si es posible, le conviene recolectar algunos datos de su árbol genealógico (por ejemplo, si sus abuelos o bisa-buelos fueron inmigrantes, a qué se dedicaban, si tuvieron alguna enfermedad, entre otras cosas), pero no es obligatorio. El paso siguiente será entregarse a la vivencia. En el caso de los talleres, una vez que el consultante plantea el conflicto (por ejemplo el divorcio de sus padres), el constelador indicará cuántas personas se necesitan para representar el problema y el consultante las elegirá al azar entre el público del taller y las ubicará en un escenario nombrando a quién representan. Luego, “se realiza una puesta en escena del conflicto y se trabaja con escenas teatrales en movimiento para tratar de llegar a una imagen sanadora. Algo que suele impactar a todos es que los representantes sienten y piensan como aquel a quien representan, incluso suelen moverse de manera similar”, asegura Gulí. ¿Los motivos? Según la especialista, “se cree que esas personas han recibido información del campo morfogenético del consultante, es decir, del campo de información de su familia, que reúne aspectos y hechos que él mismo puede desconocer. Finalmente, el constelador hará repetir frases curativas a los representantes para darle una solución al conflicto”.
Te animaste, ¿y ahora?
El objetivo de las constelaciones es facilitarle a quien se acerca con un problema el entendimiento de las dinámicas ocurridas en su sistema familiar que lo llevaron aenredarse. La constelación le muestra cómo está involucrado y de qué manera esos asuntos lo condicionan, lo limitan y no lo dejan ocuparse de su vida. Una vez que la persona toma conciencia, puede encontrar y aceptar su lugar dentro de su familia. “Si bien el procedimiento puede repetirse, no se recomienda volver a hacerlo hasta pasados –como mínimo– seis meses, ya que el consultante tiene que poder procesar toda la información que se le reveló”, afirma Goldemberg. La idea es que “el efecto de la constelación se instale en su interior y vaya generando, de a poco, una nueva actitud que será consecuencia de la solución alcanzada. Es cierto que a veces se producen cambios inmediatos, pero no es bueno promover un método tan profundo como si fuera una solución mágica”, concluye Gulí.
*FE DE ERRATA: Debido a un error de impresión en la edición Cosmopolitan Horóscopo 2014, el párrafo destacado está incompleto.
Para preservar la privacidad de los testimoniantes se cambiaron algunos nombres.


















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