“El color es un lenguaje que cada una interpreta como quiere”, asegura.

P: ¿Qué lugar ocupa el color en tu vida?
Me gusta desde que era muy pequeña. Si tuviera que definirlo, diría que es un lenguaje que cada cual interpreta como quiere. En mi caso lo hago por intuición: siempre sentí mucho rechazo hacia los tonos oscuros y sobre todo hacia el negro: le tengo miedo. Las pocas veces que yo lo usé fue para asistir a un funeral. El color es luz, y eso te da vida. Optar por él (y no por el negro) es como elegir entre salir con una amiga simpática o una chica antipática: te conviene mucho más escoger la primera opción. Pasar del negro a los colores es una experiencia maravillosa. Es como salir de la cárcel. De todas formas, puede suceder que alguien quiera volver a la oscuridad: hay mucha gente masoquista (risas).

P: En tu opinión, ¿qué tipo de mujeres prefieren lookearse con colores?
Son las simpáticas, optimistas y desinhibidas. No están todo el tiempo observándose en el espejo ni pendientes de la mirada ajena. Se sienten a gusto con su cuerpo, y eso se refleja en la elección de la ropa que se ponen.

P: ¿Qué le recomendarías a una mujer que no sabe cómo incorporar el color a su vestuario?
Que no tenga miedo. Hay que dejar a un lado los prejuicios y los complejos: a todas las mujeres nos favorece el color. Olvidate del mito de que hay que elegirlo en función del tono de piel o del cabello: animate a explorar. Sea cual sea tu elección, es muy importante que te sientas cómoda con tu vestimenta. Lamentablemente son muy pocos los diseñadores que se preocupan por eso. Cuando miro las revistas de moda, pienso que nadie tiene en cuenta que las mujeres que compran esa ropa tienen que ir a trabajar o viajar en subte.

P: A los hombres, ¿les gustan las mujeres coloridas o las prefieren discretas?
Deberían gustarles las mujeres más divertidas. ¿Sentís que tu novio tiene vergüenza de lo que tenés puesto? Entonces, algo falla. A la hora de elegir tu ropa no tiene que importarte lo que piensen los demás.