Quedaste a cargo de un equipo laboral: ¡felicitaciones! Ahora, ¿pensás comportarte como Cruella de Vil o vas a ayudar a las que trabajan con vos para que también alcancen el éxito? Una advertencia: el estilo soberbio, distante y autoritario solo genera rechazo. Mejor, ganate el respeto y la confianza de tu gente. “Cualquier jefa puede indicar las tareas por realizar. Lo más difícil es encontrar una que esté dispuesta a apoyar a los integrantes de su team, que tenga la generosidad para enseñarles y para fogonear sus potencialidades”, asegura la psicóloga María Sol Tenca, manager de la consultora Randstad (http://randstad.com.ar/).
Según algunos especialistas, un puesto jerárquico lleva implícito un deber con los subordinados. “Toda persona que tenga gente a su cargo está llamada a ser una mentora”, asegura la licenciada en Relaciones Industriales Silvia Rodil, directora de la consultora Ghidini Rodil (ghidinirodil.com.ar). Ese rol implica ayudar a concretar objetivos, promover valores de conducta, estar atenta a las necesidades de tu equipo y prestar atención al desarrollo de las carreras de ellos.
Hacé la diferencia
A los 23 años, María Sol Tenca empezó a trabajar como junior en una empresa. Su jefa le encargó armar una capacitación para todo el país. De inmediato, ella convocó a los empleados de todas las filiales. Un gerente se quejó porque consideraba que María Sol se había excedido al llamar a los integrantes de su equipo en forma directa. “Para él, yo estaba actuando por encima de su autoridad. Si mi superiora de entonces me hubiese alertado sobre algunas cuestiones internas que existen en todas las empresas, yo me habría ahorrado ese mal momento”, dice la especialista.
Es tan importante explicarle a un subalterno sus tareas y prioridades como detallarle el mapa de relaciones dentro de la compañía. El objetivo de una líder “es que su gente crezca y crea en sí misma”, explica Rodil. Hay que ayudar y guiar, sin crear un vínculo de dependencia, sino favoreciendo la autonomía. Eso se logra dándole a la otra persona las herramientas necesarias para que pueda desenvolverse en el nuevo territorio. “Se trata de acompañar, intentando que el empleado genere su propia impronta”, dice Pablo Molouny, country manager del site Trabajando.com.
Las ejecutivas no comparten un único estilo de conducción. Algunas “hacen”; otras, “hacen hacer”; y un tercer grupo, “deja hacer”. “Seguramente las primeras no tengan tiempo para dirigir, y las segundas no podrán retener a las personas valiosas. Las del último grupo consiguen liberar el potencial de los miembros de su equipo: son las líderes”, explica Martín Ginel,director de G&M Escuela de Negocios (capacitaciongym.260mb.com).
En el libro El gerente como mentor, Chip Bell, doctor en Psicología Organizacional y Desarrollo de Recursos Humanos, suplanta el concepto de “jefe” por el de “líder-compañero”. “Se trata de un modelo que se enfoca menos en la autoridad y más en el apoyo. El control le cede su puesto al entrenamiento”, define este especialista. Bell da cuatro claves para que seas una buena mentora:
❋ Animá a tu gente a tomar riesgos. Tu team debe saber que vas a apoyarlo y capacitarlo, en vez de castigarlo y reprimirlo.
❋ Escuchá. Fomentá la comunicación directa, que priorice la honestidad y no la diplomacia.
❋ Sé un modelo de valores. Asegurate de que tus actos siempre sean coherentes con tus palabras.
❋ Celebrá. Festejar lo hecho por sus empleados es una buena forma de alentarlos a ir por más.
Las claves del buen liderazgo
Para hacerles más fácil el camino a otras mujeres, tenés que compartir con ellas tu experiencia, aconsejarlas, estimularlas y motivarlas. “Mi objetivo es que la gente que trabaja conmigo crezca y pueda estar el día de mañana en mi lugar o en otro mejor. Quiero que me superen”, asegura Tenca. Para ella, las estructuras en las que todo depende del jefe hablan de un mal liderazgo. “Nadie debe ser irremplazable: eso tiene que ver con las inseguridades de quien está al frente del equipo”, opina esta experta. Para Pablo Molouny, el liderazgo se basa en un brainstorming constante. “Estoy dispuesto a escuchar los disparates más grandes que se les ocurra a los integrantes de mi equipo porque de ahí salen las buenas ideas”, asegura.
Transmitir tus conocimientos y servir de guía potencia el trabajo de los demás. “El liderazgo positivo y participativo baja el ausentismo, incrementa la producción y hace más rápida y eficiente la curva de aprendizaje”, concluye Molouny.






















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