Estoy con Miley Cyrus en su mansión de Toluca Lake (Los Ángeles), en una habitación donde su padre solía guardar sus guitarras. Recientemente renovado, este cuarto ahora le pertenece por completo a ella: está decorado con fotos que muestran cómo era cuando se hizo famosa como estrella infantil, y cómo es en la actualidad, a los 20.
La habitación tiene la energía de Miley, quien se acomoda en una silla, se recuesta sobre el respaldo y, por momentos, se inclina para mostrarme su iPhone, lleno de fotos de Liam, de sus perros y de algunas escenas de la película Liz and Dick. Ella tiene una camisa clásica a cuadros, pero su pelo rubio (casi blanco) y rapado a los costados, es un look que solo puede llevar una chica que se siente segura de sí misma. Y, sin ninguna duda, eso es algo que caracteriza a Miley.
Cosmo: Si tuvieras que clasificar los diferentes ámbitos de tu vida, ¿en cuál te sentirías más segura: en el amor, en la familia, en la música o en la actuación?
Miley: En lo que me siento más confiada es en mi relación con Liam. Con el resto nunca se sabe. Hay un gran despliegue publicitario detrás de mi nuevo disco y podría venderse muchísimo, pero también, en el peor de los casos, todos podrían detestarlo.
Cosmo: Para este nuevo disco, contaste con la colaboración de varios artistas. ¿Es una señal de que buscás sonidos y ritmos diferentes?
Miley: Escribí una canción con la cantante Mary J. Blige. Cuando la escuchó Tyler El Creador, me dijo: “Estoy obsesionado con ese tema. Podríamos cantarlo juntos si me prometés que va a salir en tu álbum”. Yo no quería hacer un disco de hip-hop, ni quiero parecerme a Rihanna o a Nicki (Minaj)… Ese no es mi estilo. Cuando era pequeña, mi hermano mayor me daba los CD de Nelly, mi papá me hacía escuchar a Dolly (Parton) y Johnny (Cash), y mi mamá siempre fue una apasiona del heavy metal. Así que este disco es una extraña mezcla de todo eso.
Cosmo: Charlemos sobre Liam. ¿Todavía te sorprende lo atractivo que es?
Miley: Sí, ¡todo el tiempo! Literalmente, lo miro y pienso: “Qué sexy que es, ¡por Dios!”. El otro día, prendí la pileta climatizada y salía vapor, entonces Liam se quitó la ropa y se zambulló en el agua. En ese momento, pensé: “¡Creo que voy a desmayarme! El chico más lindo del mundo está en cueros en mi pileta. Esto parece una sesión de fotos para la revista Playgirl”. Le saqué una foto y la puse como fondo de pantalla en mi celular. Una amiga agarró mi teléfono y me dijo: “¿Quién es? ¡Es tan lindo!”. “Ese es mi marido”, le respondí.
Aquí, el back de la sesión de fotos de tapa. ¡Imperdible!






















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