Según una encuesta reciente de Cosmo, la peor pesadilla erótica de los hombres que tienen entre 18 y 34 años es cruzar la meta mucho antes de lo deseado. Conocé cómo la ansiedad puede afectar las habilidades sexuales de tu chico, y de qué manera ayudarlo.
DE QUÉ SE TRATA
En la intimidad, lo que más aterra al varón no está equipo: su gran temor es alcanzar el clímax demasiado rápido. “Antes, su peor fantasma era no lograr una erección. Con la aparición del Viagra, ese fue reemplazado por el de cruzar la meta antes de lo deseado. Uno de cada tres pacientes (cualquiera sea su edad) trae ese tema a la consulta”, asegura el psiquiatra y sexólogo clínico Adrián Sapetti (sexovida.com), titular del Centro Médico Sexológico y autor del libro Nuevo manual de sexualidad masculina.
La intranquilidad y el pánico que tu chico siente ante la posibilidad de que todo concluya abruptamente le impide concentrarse en lo genial que la pasan ustedes dos cada vez que tienen sexo. Cuando están en la cama, en vez de apelar a los recuerdos calientes, la mente de él queda dominada por el alerta: “¿Y si me voy al toque?”. Esto hace que su ansiedad aumente, lo que lo predispone a perder el control.
Como verás, se trata de un círculo vicioso: lo que más temen los hombres termina sucediendo porque ellos no dejan de pensar en esa probabilidad. “Esta clase de cuadros suele estar vinculadas a personalidades fóbicas y controladoras”, advierte la psicóloga Any Krieger, autora del libro Sexo a la carta.
CÓMO SOLUCIONARLO
Para que la ansiedad de tu hombre disminuya, tiene que concentrarse en el aquí y el ahora para dejar de pensar en sus miedos. ¿Qué podés hacer para ayudarlo?
Durante la previa, masajeá suavemente su espalda, sus hombros y su cabeza. Los toques suaves, continuos y sensuales le envían a su cerebro la señal de que todo está bien. Cuando ya esté relajado, establecé contacto visual con él durante algunos segundos. Esta es una de las manifestaciones de intimidad más power: le demuestra a tu hombre que los dos tienen una conexión estrecha (no solo en la cama, sino también en la vida), y esto funciona como un anclaje al presente.
Por último, contale qué sensaciones te provocan sus caricias. Decile, por ejemplo: “Cuando vos me lamés los pezones, siento escalofríos abajo”. Al referirte de manera tan específica a las percepciones físicas, le recordás que tiene que concentrarse en sus acciones, y no en sus pensamientos.
Si estas estrategias no funcionan, les conviene consultar a un especialista clínico. “Ciertos fármacos (como la Dapoxetina y algunos antidepresivos) ayudan a retrasar la eyaculación”, explica Sapetti. Entonces, no tienen por qué seguir frustrados.
























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