Lady Gaga, Gwyneth Paltrow y Alicia Keys lo admiten: son fan del sexo "a cuatro patas". ¿Qué es lo que hace tan especial a la pose del perrito? "Es la más primitiva y animal. Por eso, en distintos idiomas siempre se la llama por alguna especie: para los sajones es el ´doggie style´ (estilo perrito) y para los italianos, la ´pecorina´ (ovejita). Como es anónima (no se ve la cara del compañero), tiene esa impronta de lo no civilizado. En el caso del varón, permite ver las nalgas de su compañera y su miembro en acción", explica el sexólogo clínico Adrián Sapetti (sexovida.com). ¿Querés explorar el enorme potencial de esta pose? "Si acomodás tu cuerpo de una manera determinada, vas a conseguir efectos únicos: el pene puede impactar en tu Punto G y, además, intensificarás el placer de los dos durante la penetración", explica la sexóloga Carolina Villalba.
La clave está en tus piernas
En esta pose, seguramente estás acostumbrada a separar las rodillas para que tu hombre se acomode mejor. Si querés conocer una nueva dimensión del placer, "juntalas un poco más, ya que eso estrecha el canal vaginal y hace que hasta un varón no muy dotado se sienta como un XL", recomienda Villalba. Además, "ese movimiento obligará al hombre a abrir sus rodillas y, para mantener el equilibrio, se inclinará más hacia vos: así podrá jugar con tus pechos y estimular tu clítoris", afirma Sapetti. Una precaución: si alzás demasiado tus nalgas, la penetración puede ser tan profunda que quizá llegue a dolerte.
Una movida power
Pedile a tu hombre que se acueste boca arriba y ubicate sobre él, adoptando la pose del perrito (tenés que mirar hacia sus pies). Descendé hasta que su miembro quede adentro de tu vagina y empezá a moverte muy despacio. Igual que en la jineta invertida (pero con las rodillas apoyadas en la cama), en esta posición vos quedás al mando de la situación: podés controlar el ángulo, la velocidad y la profundidad de la penetración. Un plus: si arqueás la espalda hasta quedar casi perpendicular a tu chico (apoyá tus manos sobre tus piernas o sobre la cama para mantener el equilibrio), su pene tendrá acceso directo a tu Punto G.
La alfombra mágica
La variante del perrito "a ras del suelo" es una de las más placenteras. Para hacerla todavía más hot, cubrí un sex toy con una toalla y ubicate encima, boca abajo, de modo tal que tu pelvis quede sobre la zona "movediza". Tu chico tiene que acomodarse sobre vos, colocando una rodilla a cada lado de tu cuerpo, y avanzar. "Este ángulo parece difícil, pero es cómodo: el varón se mueve casi sin esfuerzo. Su miembro accede a tu Punto G, mientras el vibrador estimula tu clítoris", asegura Sapetti.
Más notas sobre sexo y pareja en revista COSMOPOLITAN.
